Se fue Tiby, volvió Tiby, por Beltrán Vallejo
Así es. Ahora me doy cuenta que la reencarnación existe de verdaíta.
Gracias a la marramuncia de un TSJ desvergonzado, Maduro, aprovechando el coronavirus, el reflujo de las fuerzas opositoras, el fracaso de Trump para sacarlo del poder y el arrodillamiento de un pueblo acobardado, famélico y entregado, avanza en alejarse de cualquier escenario democrático, y en un proceso de simulación y camuflaje, para capturar a los incautos y bolsas de aquí y del exterior, acaba de nombrar un CNE que lo que da es vergüenza; y lo hizo despidiendo con abrazos y besos a una verduga de la democracia, la sin par Tibisay Lucena, pero nos dejó su clonación, la hizo reencarnar, quedó su herencia maléfica, para convocar una machangada de elecciones parlamentarias que no resolverán en nada los problemas de los venezolanos.
Sí. Se fue “Tiby”. Por supuesto que es una dama que se ganó un lugar en la historia de Venezuela, pero en su cloaca, en su albañal; ella se ganó un lugar en la historia de las infamias, en la historia de la desgracia republicana. Yo no le deseo mal, pero sí le deseo el desprecio de generaciones enteras.
Gracias a ella, a su legado, a su eficacia , quedó un CNE para el retroceso institucional, sobre todo después del 2015, un retroceso en el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y legales en función de instaurar el modelo electoral cubano, ese que se afinca en la frase de que “aquí se vota, pero no se elige”, generando así el sufrimiento de un pueblo, ya que debido a eso no hay instituciones, se desbarrancó la actividad económica, se caotizaron los servicios públicos, nos ganamos enemigos en medio mundo, y la gente anda por ahí perdiendo kilos, esperanza, salud y dignidad; todo eso es lo que ha traído el hecho de que después de las elecciones parlamentarias del 2015, ella y su combo ejecutaran las órdenes de Maduro para que no hubiese en Venezuela ninguna elección cabal, sino simulacro y engañifa, tal como se hace en Cuba, en Rusia y en Irán; como se hace en esas horribles sociedades donde imperan procesos electorales no competitivos y que sólo insuflan desasosiego, desesperanza, tedio, y que aquí en Venezuela para concebir esos montajes se cuenta con la complicidad de cascarones vacíos que se denominan “opositores”, y que son eso, cascarones vacíos como organizaciones, como liderazgo, unos representantes de la sinvergüenzura penosa, pero vivarachos en eso de obtener las dádivas del régimen.
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Ellos no son personajes políticos; son penas andantes, enanos morales, leprosos a quienes hay que excluir y caerles a piedra para alejarlos de cualquier lugar que puedan enfermar. Lapidación moral para esos desvergonzados de la “mesita”; para los Falcón, Claudio y Mujica, que ahora acompañan babeados de la risa el excremento que deja Tibisay en su salida del CNE.
Te fuiste Tiby, pero dejaste el modelo electoral cubano como herencia, y donde los que la sustituyen pretenden consolidar el armazón totalitario donde no queda nada de ciudadanía. Te fuiste Tiby, y dejaste tu pesadilla; dejaste un reguero de llantos; dejas un campo de concentración.
Ha quedado un camino largo y culebrero. El país ha quedado más en crisis, con más control social, más enfermo con coronavirus y sin coronavirus, y ahora se le impone otra piyamada electoral.
A los hijos que dejó regado Tiby en ese CNE, quizás por ahorita se tomen su tetero en su bastarda cuna, pero de alguna manera el pueblo venezolano no los dejará crecer.
Venezuela no puede quedar peor que Cuba.