Se pagan y se dan el vuelto: La “alianza perfecta” del PSUV, por Daniel Morales
El chavismo jamás ha respetado la diversidad de opiniones dentro de su mismo proceso. El PSUV se ha hecho el dueño y señor de las decisiones de los partidos políticos aliados al régimen de Nicolás Maduro.
Desde hace mucho tiempo, la tolda roja es quien impone las designaciones de los candidatos a cualquiera de las elecciones que se realicen en el país, a pesar de Nicolás Maduro siempre llame a la “alianza perfecta” con el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (Gppsb), pues, no le conviene perder los pocos votos que dicha coalición les da.
¿Pero de qué va la “alianza perfecta” con los partidos del Gppsb? Solo que ellos presten sus tarjetas y sus símbolos para apoyar a los candidatos del PSUV. De lo demás se encargan o encargaban Jorge Rodríguez y el fallecido Darío Vivas, quienes llamaban a reuniones para imponer las condiciones del partido de gobierno a las organizaciones más pequeñas adeptas al régimen.
Es más, los candidatos por parte de los partidos políticos “aliados” eran enviados a segunda fila. O sea, si Héctor Rodríguez ganaba su curul en la Asamblea Nacional, el diputado suplente podría ser un dirigente de la Unidad Popular Venezolana (UPV). Y así pasa con muchos de los máximos representantes del chavismo, quienes posteriormente abandonaban sus cargos para anotarse en la próxima elección o tomar el puesto de mayor prestigio en el gobierno: protector de una entidad, ministro o embajador.
Durante las elecciones municipales de 2017, organizaciones políticas aliadas al régimen como el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y Patria Para Todos (PPT) no aceptaron la imposición de candidatos por parte del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo que llevó a la crucifixión de ambas toldas.
Maduro despotricaba diariamente en contra del PCV y decía, en cadena de radio y televisión en clara violación de los estatutos electorales, que no podía ser “que las pretensiones de un partido pusiera en riesgo la revolución”.
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Por su parte, el segundo al mando del chavismo, Diosdado Cabello, señalaba a las organizaciones que querían poner a sus candidatos propios, en su pleno derecho de elegir, de “divisionista”.
“No ataquemos a los aliados. Si no entendieron lo estratégico de la revolución, ojalá lo aprendan algún día. La unidad que hemos tenido es lo que hace que la derecha no nos gane”, sentenció.
A pesar de saber que dicha unidad no existe, si no “me tomas en cuenta”, la misma podría ser considerada perfecta pero solo del PSUV, los demás partidos políticos del Gppsb no tienen ni voz ni voto.
Esto lleva a reafirmar lo que dijo el constituyente Néstor Francia en días pasado durante una entrevista en Unión Radio, “en el PSUV está de moda la frase ‘lo que diga Nicolás’”.
Quien además agregó que las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre están diseñadas para que las gane el Partido Socialista Unido de Venezuela. “Creo que sería bueno que la gente votara, sobre todo que votara por opciones distintas a las del PSUV, porque va a ganar las elecciones. Estas son unas elecciones para que el PSUV obtenga mayoría aun con minoría de votos, porque no va a sacar ni 30% a los votos correspondientes al padrón electoral”.
Si no existe, la inventamos “y hacemos que nos obedezca”
Para las próximas elecciones parlamentarias del venidero mes de diciembre de 2020, organizaciones que conforman el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (Gppsb), no todas, decidieron apartarse de Nicolás Maduro y conformar una plataforma para medirse en la contienda electoral.
La Alternativa Popular Revolucionaria (APR) era el nombre de este encuentro de movimientos sociales, de obreros, campesinos y comuneros, la cual contaría con tarjeta propia y se definían como una alianza anti imperialista y verdaderamente socialista, dirigida a proporcionar un nuevo referente de izquierda para los venezolanos.
Todo perfecto hasta que el régimen encontró la manera de como robar partidos políticos mediante su bufete de abogados aglutinados en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), quienes durante los últimos meses se han dado a la tarea de pasar partidos políticos en su contra a su favor: Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) por el lado de la oposición; Tupamaro, Patria Para todos (PPT) y en la cuerda floja el Partido Comunista de Venezuela (PCV).
A casi todos, el máximo tribunal del país impuso juntas directivas Ad-Hoc con miembros afines al régimen, con el fin de que dichas organizaciones participen en las elecciones parlamentarias para legitimar a un gobierno ilegítimo.
Ojo, no estoy en contra de las elecciones, estoy en contra del robo descarado de partidos para beneficio propio de Nicolás Maduro.
No obstante, al régimen no le gusta la disidencia, si uno de los partidos “aliados” está en contra “es un traidor” y hacen lo que sea para “que obedezca”. Por ello utilizan personas como Ilenia Medina (miembro de la directiva del partido Patria Para Todos) y el ministro de Transporte, Hipólito Abreu (dirección nacional de la organización Tupamaro) para cumplir sus objetivos. Y si eso no funciona para que cambien de parecer, cuerpos de esbirros visitan las sedes de las organizaciones para amedrentar.
Lo que si es cierto, es que organizaciones políticas que conforman la “alianza perfecta” vinculados con el partido de gobierno, están recibiendo su dosis de patria.
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