Se prolonga la incertidumbre, por Gregorio Salazar
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Ya son doce las semanas de presión militar norteamericana en el Caribe, aunque sin cambios sobresalientes en la rutina operacional, más allá de los ataques contra las presuntas narcolanchas, lo que arrojaba un saldo para el viernes 7 de noviembre de 17 embarcaciones hundidas con 70 víctimas fatales, y del sobrevuelo cada vez más cercano de aviones de combate (dos bombarderos B-52 y cinco cazas F35) sobre el norte costero de Venezuela.
Trump prolonga la incertidumbre
Frente a las interrogantes periodísticas se niega a revelar si tiene pensado un ataque contra Venezuela, cuyo resultado obvio sería la defenestración del régimen venezolano, pero seguidamente afirma que Maduro «tiene sus días contados». Mantiene, sí, la movilización de trece unidades de guerra en el Caribe con unos diez mil efectivos. El mayor portaviones de la Armada norteña vendría en camino –otras voces señalan que se ha detenido– y se ensayan desembarcos de tropas en Puerto Rico.
Sin embargo, cambios cualitativos van asomando en el entorno político de esa operación militar.
Puede decirse que, junto a Venezuela, sus vecinos Colombia y Brasil ya conforman un frente opositor a la intervención armada y tratan de encontrar más resonancia internacional. Petro sigue subiendo el volumen de su discurso frontalmente acusador y Lula insiste en que se le acepte el rol de mediador, que por estos predios ya rechazó María Corina Machado.
Se suman a ellos las voces de China, expresando preocupación, y de Rusia, que supuestamente en cumplimiento de acuerdos estratégicos habría enviado aviones, no se sabe si con armamento a territorio venezolano.
Todo ello es música a los oídos de la cúpula que mantiene bajo su control a Venezuela. Internamente se mantienen la agitación y la movilización de sus adeptos.
Promovida por el frente de Colombia, Brasil y Venezuela, está prevista para el domingo 9 de noviembre una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos Caribeños, Celac, especie de OEA sin Estados Unidos (EEUU) y Canadá, con mandatarios de la Unión Europea.
Las confirmaciones de asistencia se han desinflando al impacto de la crisis regional. Lula llegó a afirmar que si no se trata el caso venezolano la reunión no tendría sentido.
Otro impacto: la anunciada Cumbre de las Américas, que reúne a los países de Hispanoamérica, a realizarse en diciembre en República Dominicana, fue cancelada dada la complicada situación militar en el Caribe. De modo que la sinergia diplomática de la región se ha desplomado. Otra evidencia del conflicto regional que se irradia desde Venezuela.
En el propio territorio norteamericano también surgieron elementos cualitativos, como la concurrencia al Senado del secretario de Estado, Marco Rubio, y del secretario de Defensa, Pete Hegseth, donde admitieron que al día de hoy el gobierno federal no tienen fundamentación legal para lanzar un ataque contra Venezuela. Sin embargo, Trump está tras un dictamen del Departamento de Justicia que le autorizara a ejecutar acciones contra objetivos terrestres. Surgen capas sobre capas de tensión y la zozobra de los venezolanos se prolonga y profundiza.
En la Venezuela de a pie, la lucha de la población contra la inflación y la subida cotidiana del dólar es cuerpo a cuerpo. Los economistas ubican el índice de inflación para este año entre 400% y 500 %, con rumbo acelerado hacia una nueva espiral hiperinflacionaria. Y el bolívar se devalúa 1% por día. La persecución política no cesa.
Otras 54 detenciones de activistas se registraron sólo en noviembre para totalizar 875, según el Foro Penal.
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A las puertas de diciembre del 2025, el anhelo de los hogares venezolanos, muy alejados de intereses y cálculos de las hegemonías geopolíticas, está el deseo del regreso a un país con democracia y plena vigencia del Estado de Derecho. Un país normal, resolviendo las diferencias en paz, donde tengamos cabida todos. ¿Cómo llegaremos a ello? Ahora mismo nadie lo sabe, menos las complejidades que se puedan generar tras el cierre del capítulo militar con EEUU. Nuestro conflicto interno debió zanjarse mediante las elecciones del 28-J. Quienes detentan el poder desde hace 26 años escogieron otra ruta.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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