Según vaya el petróleo, va Venezuela; por Simón Boccanegra
Eddie Ramírez, quien sí sabe de petróleo porque es su especialidad, proporciona en uno de sus artículos varios datos escalofriantes sobre la situación en que se encuentran Pdvsa y la producción nacional de crudo. Un viejo chiste decía que cuando el socialismo llegara a Arabia Saudita se acabaría la arena del desierto. Aquí no ha llegado el socialismo sino algo mucho peor: una gente que habla de socialismo tan solo para disfrazar su ineptitud tras la fraseología socialistoide y retóricamente «revolucionaria», y el petróleo va palo abajo. Según revela Eddie Ramírez, Pdvsa pasó de producir 3.267.000 barriles diarios en 2001 a 2.349.000 a esta fecha, según la OPEP, aunque los datos de la propia Pdvsa sitúan su producción actual en 2.773.000 barriles por día. Tómense cualquiera de las dos cifras y se tiene una baja significativa.
Ramírez saca la cuenta de que con una nómina de 145.439 trabajadores, la producción per cápita fluctúa entre 16 y 19 barriles diarios, que se comparan desventajosamente con los 47 barriles diarios por trabajador que producía la empresa en 2001. Pero hay más, antes exportábamos gasolina, ahora la importamos del imperio; en 2012 importamos 12.584.000 barriles y entre enero y julio de este año, 2013, importó Pdvsa 5.358.000 barriles. Los frecuentes accidentes en las refinerías de Paraguaná, el cierre de las refinerías de El Palito y Puerto La Cruz explican esta anómala situación de un país que produce petróleo y debería producir todos los derivados que necesita y sin embargo se ve obligado a traerlos de afuera. Mayor incompetencia, difícil. Pero lo más grave es que 122 trabajadores y ciudadanos de los aledaños a las refinerías han fallecido en accidentes operacionales y 102 en accidentes que involucran a gandolas de Pdvsa. Los proyectos de gas, dice Ramírez, tienen años de atraso y lo estamos importando de Colombia a razón de 187 millones de pies cúbicos diarios. Los capitostes «revolucionarios» se jactaban de que íbamos a ser exportadores. Vapores de la fantasía. Irónicamente, Eddie concluye que conseguir una bombona de gas se ha vuelto más difícil que conseguir papel toilette. Así está la cosa.