Semántica revolucionaria, por Simón Boccanegra

Hay que ver los milagros que hacen algunos próceres de la Quinta para no manchar sus purísimos y revolucionarios labios con términos o conceptos acuñados durante la Cuarta. La ministra del Trabajo convocó a empresarios y sindicalistas para una reunión sobre salario mínimo. Fue una reunión de tres partes, es decir, una reunión tripartita. Pero el término maldito no salió de su boca. La reunión fue denominada «multipartita», «mesa de diálogo», cualquier cosa, menos «tripartita». Este minicronista, que ya ha confesado su antiguo aprecio por Blanquita, le va a sugerir el modo de tranquilizar su conciencia. Cada vez, Blanquita, que te reúnas con empresarios y sindicalistas estarás participando de una reunión tripartita. No way. Pero no digas LA sino UNA tripartita. Con eso pierde su carácter institucional. Me asombra, por otra parte, que la revolución no haya desterrado el uso de la palabra «millardo», aceptada por la Academia de la Lengua gracias a un empeño del presidente Caldera. A lo mejor es porque no lo saben. No quisiera ser yo, ahora, causante involuntario de su prohibición tardía.