Sepulcro blanqueado, por Simón Boccanegra
Lo que es la mala conciencia. Rangel, con su seudónimo “Marciano”, escribe en Vea. Cada línea es un chorro de cinismo que por su desmesura ya resulta risible y patético. Dice que “La mayoría sabe que lo que se conoce con el nombre de preso político no existe hoy en el país”.Y añade, sin percibir que está hablando de sí mismo pero al revés: “Los represores de ayer, convertidos en sedicentes defensores de los derechos humanos hoy…” . A los presos políticos se les puede calificar como sea, y pueden merecernos cualquier juicio de valor, pero están presos por razones políticas y no comunes. Sin embargo, el defensor de los derechos humanos de ayer, convertido en el carcelero de hoy, resuelve su problema ético con mucha facilidad. No quiere que el presente le recuerde su propio pasado. Con arte de tahúr de feria, cree que borrando el concepto liquida la existencia real del preso político. Si hubiera presos políticos él estaría defendiéndolos, pero como “no hay” puede dormir tranquilo. Le falta a este señor el mínimo coraje de asumir las consecuencias de sus actos, una de las cuales ha sido la de tener que detener gente por razones políticas. Sepulcro blanqueado.