Será inútil, por Simón Boccanegra
Por ahí anda una conseja alimentada por veteranos cizañeros tipo José Vicente Rangel y otros de su misma estofa, según la cual el clima de protesta nacional que hoy cubre todo el territorio y hasta el mismo pleito con la chavoburguesía, serían parte de una conspiración golpista de la «derecha» contra la «revolución». Bullshit. Es el viejo truco, ya desgastado, de criminalizar la protesta ciudadana y política. No habría, según estos genios de la política, ninguna razón para que la gente coja la calle. Aquí no hay apagones de horas, de modo que quien reclama los inventa porque es un golpista. Los hospitales, ambulatorios y barrio adentros están como una pepa, de modo que quien dice lo contrario está viendo visiones y no puede ser sino un golpista.
No hay atracos y las únicas muertes que se producen en el país son por causa natural; sólo a un golpista se le ocurre decir que aquí matan más gente que en Irak. ¿Que en Caracas hay racionamiento de agua? ¡Qué riñones tienen estos golpistas! ¿La papa está cada día más cara y las hallacas cuestan una y parte de otra? Pura brejetería de los conspiradores. Y así por lo consiguiente. Este minicronista cree que ya queda muy poca gente que se sienta convocada por el retumbar de estos tambores de guerra. Los que los tocan son muchos de esos que quieren mimetizarse en un ambiente de zafarrancho de combate, que desvíe la atención de sus vagabunderías. La oposición partidista, que es la oposición organizada, no tiene necesidad de apelar a estrategias golpistas. Desde que se casó con una estrategia democrática no ha hecho sino avanzar.
Los cizañeros lo saben, pero juegan a revolver las aguas a ver si ganan algo. Inventan conspiraciones de las cuales no presentan pruebas; ponen a rodar bolas apocalípticas para cazar bobos. «Será inútil», como decía Moisés Moleiro imitando el chirriante tono de voz del líder adeco que decía Rómulo Betancourt.