• TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro
  • TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro

Silencio en la Cota 905: “Del cerro pa’ dentro, suspendidas las garantías”



0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

cota 905
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
Gabriela Rojas | julio 18, 2021

La gente que vive en la Cota 905 y El Cementerio aún no ha podido recuperar el aliento: siguen encerrados en sus casas, a la espera de ser el próximo al que le tumben la puerta, que se lleven a alguien detenido o lo manden a la morgue a buscar a sus muertos


Más de una semana después del tiroteo incesante entre grupos delictivos y cuerpos policiales, que mantuvo en vilo a parte de los caraqueños durante las 72 interminables horas del 7, 8 y 9 de julio, el ritmo cotidiano en parte de la ciudad vuelve a circular sin alteraciones.

Ya no hay eco ni rebote de disparos paralizando las vidas de los habitantes que hacen vida, trabajan y se movilizan en el suroeste de Caracas. Pero veredas adentro, hay silencio. La gente que vive en la Cota 905 y El Cementerio aún no ha podido recuperar el aliento: siguen encerrados en sus casas, a la espera de ser el próximo al que le tumben la puerta, que se lleven a alguien cercano detenido o que lo manden a la morgue a buscar a sus muertos, a los que ni siquiera les permiten velar.

No hay conteo que se pueda actualizar con certeza sobre la cantidad de personas muertas en el continuado “operativo de contención”, como lo denominan las autoridades policiales que cuenta con funcionarios de diferentes cuerpos de seguridad, quienes siguen apostados en incontables alcabalas, puntos de control, liderando comisiones, haciendo allanamientos y desplegados en veredas, esquinas, callejones y frente a cuanta casa quede en la mira.

Todos somos sospechosos por defecto si vivimos en el barrio. Por eso del cerro pa´ dentro están suspendidas las garantías”, dice una de las decenas de mujeres que dan testimonio de lo que ocurre, pero se guardan el nombre con el recelo de la supervivencia que necesitan.

Hablan las mujeres porque durante estos días no quedan rastros de los hombres en la Cota 905. Los que permanecen no hablan, no miran a nadie, ni siquiera se detienen a descansar en los escalones hasta que por fin llegan a sus casas, entran y cierran las puertas si aún no se las han tumbado.

“Yo duermo en el medio de la sala desde hace una semana para escuchar si viene alguna comisión y antes de que me vayan a tirar la puerta abajo, les abro y los dejo pasar ¿Mis dos hijos? Bien lejos de este infierno”, dice. Es madre de un adolescente de 17 años y un joven de 22 años a los que mandó a casa de unos tíos en otra zona de Caracas. “Aquí todas las que pudimos, sacamos a nuestros hijos porque cualquiera que esté mal parado, negrito, blanquito, flaco, gordo, el que ande asomado por ahí, ese lleva”.

Ellos llevan y ellas también. Las que callan tienen mucho que contar. En voz baja se riegan los nombres de por lo menos cuatro mujeres, madres o parejas de algún señalado, a quienes les han dado palizas durante las detenciones para que hablen y los delaten. Si las liberan, se devuelven advertidas y calladas.

Los niños y las niñas se asoman en las ventanas o por las rejas de las puertas, curiosos, detallando el armamento que portan los funcionarios vestidos de negro cerrado o con uniforme de camuflaje que forman parte de la Dirección contra la Delincuencia Organizada de la PNB o las FAES. Se han hecho parte del panorama y con varios de ellos apostados cerca de sus ventanas, ahora son parte de la hora del desayuno, almuerzo y cena.

“Algunos han venido, tocan la puerta y entran tranquilamente. Preguntan cuántas personas vivimos aquí, revisan y piden que les abramos un cuarto o un espacio que les parezca sospechoso. Y se van tranquilos. Uno respira por el momento, pero no sabemos si después vienen otros (policías) más atravesados y se vuelven locos como ha pasado en otras casas”, cuenta una líder comunitaria.

Se refiere a las denuncias que se multiplican y se van haciendo la norma sobre los allanamientos que ejecutan en casas que han sido señaladas como «guardadoras» o en sectores donde hay “garitas”, los puntos de observación que usan los grupos delictivos para observar quién entra y quién sale del barrio y así “cantar la zona”.

*Lea también: Falta de control sobre armas impide precisar origen del arsenal en la Cota 905

“En mi casa no dieron ni chance de abrir, cuando me asomé ya estaban entrando y eran como 15 (funcionarios). Le dieron una patada a la lavadora, y me tumbaron la televisión. Lo único que alcancé a decirle al policía ‘¡No me revientes mis peroles! ¡Allá arriba está mi mamá y es una señora enferma!’ Subieron, removieron más cosas y como a la media hora se fueron. Yo sentí que fueron como 100 años”.

“Ni se acerquen hasta nuevo aviso”

Afuera la vida sigue y como no hay permisos laborales por vivir en un barrio sitiado por un operativo de tiempo indefinido hay que improvisar: “Muchos hemos tenido que dejarles la llave a los vecinos para poder salir a trabajar o a comprar comida”. Un papel en la puerta que ruegan le sirva como aviso a los funcionarios para que, por favor, no les derriben la puerta porque los habitantes de esa casa siguen por allí cerca.

“Mi hermana y yo decidimos sacar a mi mamá porque es asmática y el jueves (8 de julio) pensamos que se nos iba a morir aquí”. Pero la casa temporal que la puede recibir es la de unos familiares en Valencia. “Mi hermana no trabajó toda la semana y ya no podía faltar más, así que me fui yo con una sobrina a dejar a mi mamá y me regresé ese mismo día. Venía rezando todo el camino para llegar y encontrar mis cosas porque no había nadie: mi hermana en su trabajo, mi sobrina y yo en carretera, y a mis otros sobrinos que viven en Catia le dijimos que ni de vaina subieran a la Cota hasta nuevo aviso”, cuenta una mujer de 45 años.

Aunque estén dentro de sus casas no hay conversación normal sino susurros. Las miradas esquivan el paso del grupo de funcionarios que suben y bajan, según sea el procedimiento del día. Desde el miércoles 7 de julio nada es «normal» en la Cota 905.

“La gente cree que uno se acostumbra porque ha vivido en el barrio toda la vida, pero esto es otra cosa. Ni las OLP fueron así. Este miedo no se quita, sin saber cuándo caemos nosotros, cuándo nos toca con alguien cercano porque se lo llevaron preso o si aparece muerto y nadie sabe si era o no era”, cuenta una mujer que trabaja como buhonera en la avenida principal de El Cementerio.

Si era o no era. Los vínculos en el barrio son tan estrechos como las veredas. Una dinámica social que ha sido marcada por dos opciones: ver y callar para seguir la vida. “¿Si tú vives al lado del malandro ¿Qué haces? ¿es tu culpa? Si amanecen alebrestados y se lanzan una rumba de tres días ¿tú crees que uno puede ir a reclamarle o a decir que le baje porque hay que pararse temprano para ir a trabajar? ¿Si te montan una reja en el camino para tu casa o montan una garita al lado de donde uno vive, tú crees que uno puede decirle algo? Por eso es muy sabroso decir que uno es alcahueta y que ahora nos tenemos que calar que nos traten como basura”, sentencia una dirigente vecinal.

Poco importa si se trata de familiares cercanos, la tragedia del otro se les cruza. A pesar de que muchos se alejen temporalmente de sus casas o no salgan a hablar con nadie. Los estados de Whatsapp de sus contactos se van llenando de fotos que piden justicia por los que aparecieron muertos durante algún procedimiento. «Nos conocemos de toda la vida. No es hijo mío pero lo vi crecer y cuando me llaman para decirme que mataron a fulanito o se llevaron preso a sutanito, a uno se le rompe algo. Y piensas en los más chiquitos que están jugando y los escuchas cuando dicen ‘pam, pam, pam’ y a uno le revienta eso en la cara».

Los días se siguen contando desde ese miércoles 7, en el que sin entender muy bien por qué se les quebró la cotidianidad. Varían las versiones, muchas especulaciones y todas incertidumbres. Mientras tanto el ambiente permanece denso, roto, bajo sospecha. Algunos funcionarios -en medio de la tensa tregua de balas- han comentado que el operativo podría continuar por lo menos durante un mes más, por lo que se impone el insomnio de ser la siguiente casa con alguien en la lista de señalados, presos o muertos. Sin ecos de tiroteos en el resto de la ciudad, hay silencio en la Cota 905, un silencio que no es bueno.

Post Views: 2.003
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

AllanamientosCota 905cuerpos policialesEl CementerioTiroteos


  • Noticias relacionadas

    • Monitor de Víctimas registró 787 homicidios ocurridos en Caracas, Lara y Táchira en 2021
      junio 1, 2022
    • Delincuentes y PNB se enfrentaron en la Cota 905 y Tejerías en menos de un día
      mayo 29, 2022
    • Al menos tres delincuentes murieron en la Cota 905 tras enfrentarse con la policía
      mayo 19, 2022
    • Allanamientos y arrestos en vísperas del cuarto aniversario de las protestas en Nicaragua
      abril 14, 2022
    • Cicpc y policías regionales se afincaron en las ejecuciones extrajudiciales durante 2021
      marzo 14, 2022

  • Noticias recientes

    • 51 presos murieron y varios resultaron heridos tras incendio en cárcel colombiana
    • Habitantes de Los Olivos II de Barquisimeto reclaman por deficiencias en servicios públicos
    • Ponen fin al proceso judicial en contra de los cinco activistas de la ONG Azul Positivo
    • Autoridades anuncian llegada por nororiente del ciclón tropical a las 2:00 am del #29Jun
    • Paparoni propone que AN-2015 pida a la OEA investigar nexos de avión retenido en Argentina

También te puede interesar

Ver para creer: en la Cota 905 dudan que el Koki haya muerto
febrero 10, 2022
Gobierno confirma muerte del «Koki» este #8Feb en enfrentamiento registrado en Tejerías
febrero 8, 2022
TSJ condena a cinco años de cárcel a implicados en tiroteos de la Cota 905
diciembre 23, 2021
La Cota 905, una ventana prohibida convertida en un halo de esperanza
septiembre 24, 2021
  • Portal venezolano fundado por Teodoro Petkoff, comprometido con la verdad, ejerciendo la libertad de expresión. 21 años ofreciendo actualidad informativa, reportajes, investigaciones, análisis y opinión.

  • Contacto: [email protected]

    Síguenos
  • Noticias

    • 51 presos murieron y varios resultaron heridos tras...
      junio 28, 2022
    • Habitantes de Los Olivos II de Barquisimeto reclaman...
      junio 28, 2022
    • Ponen fin al proceso judicial en contra de los cinco...
      junio 28, 2022

  • A Fondo

    • Lucha contra "mafias hospitalarias" arrastra a médicos...
      junio 27, 2022
    • Rodrigo Uprimny: Triunfo de Petro da oportunidad a salida...
      junio 26, 2022
    • Con Gustavo Petro, Nicolás Maduro ganó un nuevo aliado,...
      junio 26, 2022

  • Opinión

    • La crisis del centro político en las democracias occidentales,...
      junio 28, 2022
    • Colombia: ¿un mar de incertidumbre?, por Félix Arellano
      junio 28, 2022
    • Hagamos política, por Omar Ávila
      junio 28, 2022


Diseñado y Desarrollado por Binaural
  • TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro
Presione enter para comenzar su búsqueda