Síndrome de Diciembre: La verdad del SIDA de Maikel, por Eduardo López Sandoval
Autor: Eduardo López Sandoval
Ramonote Mandefuá, el profesor de Historia de Venezuela jubilado tras casi cuarenta años de servicio en un liceo público, que además de Pedagogo es Historiador, y con esa cualidad trabaja aún en un posgrado, le explica a sus alumnos que el organismo encargado de los Derechos Humanos en la ONU debería realizar serios y nuevos estudios de las poblaciones que son cómplices en la violación de sus propios derechos. Probado esto, debe concluirse la intervención. Es necesario estudiar las poblaciones que como Cuba y Venezuela, países que se mueren de hambre, y sus ciudadanos votan porque sigan gobernando los que cultivan las condiciones ideales para morir de desfallecimiento, es como si buscaran la piedra donde amolar las hachas con las que el verdugo corta sus cabezas…
Un alumno de los más adelantados lo previene:
-Pero profesor Mandefuá, en Cuba no hay elecciones libres, la dictadura no la eligen ellos…
-Se peca en política por acción o por omisión, en este caso es evidente la conformidad del pueblo cubano con sus verdugos, la omisión…
-Pero te digo algo, –el profe toma aire y lo sostiene el tiempo suficiente para que se desborde la franqueza–, yo nunca he ido a Cuba, no he tenido esa dicha, pero tengo muy buenos informantes, de los espacios de tiempo recientes que han ocupado Fidel y Raúl, y te digo que si bien allá no hay elecciones libres como tal, –es siempre del Partido Comunista cualquier posibilidad de elección que se tenga–, la opinión de la generalidad de los cubanos, por no decir de la inmensa mayoría, es a favor de los Castro. Esta mayoría piensa que mañana en la mañana Cuba va a ser invadida por los EEUU, y por su patria, que es el plato del hambre de su estómago, están dispuestos a entregar sus vidas, y no sólo eso, hay un pequeño sector de esta mayoría, los más chavistas –y esto no es para que se rían–, que seriamente piensan que son ellos, el ejército cubano, quienes van a invadir mañana en la tarde a los EEUU…
-No se rían, –advierte el profesor contra el bochinche que tiende a tomar el salón–, es en serio. Les cuento que estos informantes, que muchos de ellos no fueron sólo como simples turistas, –fueron, además, con la velada intención de averiguar lo que les digo–, que en las casas que les sirven de albergues, sólo hay movimiento de comida una vez al día. Son estos mismos ciudadanos subalimentados quienes ciegos apoyan al régimen…
Cunde el silencio como de impotencia colectiva en el salón de clases de posgrado… Y el mismo adelantado alumno interviene de nuevo:
-Profesor, pero si es la voluntad del soberano…
-He allí el problema, –sigue el profesor Ramonote–, ese soberano perdió la voluntad, responden a alguna enfermedad social que es la alienación colectiva, que en honor a lo que pasó en Venezuela en diciembre debería llamarse, de no tener nombre claro está, el Síndrome de Diciembre, enfermedad que también sufre Corea del Norte. Este anómalo comportamiento de las sociedades sometidas a dictaduras, hay que estudiarlo como un nuevo fenómeno social. Yo propondría para el estudio científico, de quién sabe qué tesis doctoral se atreva a tomarlo,…quién sabe,…se los revelo, para ver quién quita… La hipótesis es la siguiente, para comprobar que padecemos la enfermedad, yo estoy seguro que de los cerca de noventa mil enfermos de SIDA que hay en Venezuela, por lo menos cincuenta mil votaron por el Poseso en las pasadas elecciones, votaron por su muerte…
Yo estoy seguro que de los cerca de noventa mil enfermos de SIDA que hay en Venezuela, por lo menos cincuenta mil votaron por el Poseso en las pasadas elecciones, votaron por su muerte
Ahora el silencio es de interrogación, ¿cómo es que la mayoría de los sidosos decide colectivamente suicidarse en diciembre?
Ramón cavila la respuesta, como pensando y hablando, a la vez:
-Es especulación nuestra, es una simple hipótesis, que bien podríamos comprobarla científicamente, tomando una muestra representativa de los enfermos de HIV y hacerles dos preguntas sencillas, ¿Votó usted en las elecciones para alcaldes del pasado diciembre y por quién? Pero….
La clase giró las miradas hacia la compañera que todos saben trabaja en el hospital, quien había levantado la mano derecha cargada con un bolígrafo azul que es imitación de una recordada marca, para pedir la palabra, que el viejo profesor concedió:
-Profesor, yo trabajo en el departamento del hospital que suministra los antirretrovirales a todos los enfermos de SIDA del sur del Estado, y tengo que verme con ellos, por lo menos con los que aún pueden valerse por sí mismos, que son menos cuando se retrasan los medicamentos, que en los últimos años es casi siempre,… si usted quiere… yo podría… si los compañeros me ayudan a elaborar la encuesta… si usted cree que…
Día, que con este extraño nombre bautizaron a la alumna que se ofreció para realizar la encuesta, explicó que la medicina indispensable para la prevención de los efectos de la enfermedad la suministra el Gobierno, que este suministro debe ser mensual, para la toma que debe ser diaria, pero la mayoría de las veces este suministro se retrasa, que este retraso de la medicina debe verse como el adelanto de la muerte por la enfermedad… Que si bien esta pastilla diaria no es la cura definitiva, sí es el freno de los síntomas, el enfermo puede llevar una vida normal, pero de no suministrarse diariamente esta pastillita es la muerte segura. La muerte más dolorosa para el enfermo y los familiares, porque el causante primero es el virus, con su carga de culpa del infestado, pero ahora el culpable es el Gobierno… Y se comprometió a realizar la encuesta esa misma semana, porque: “casualmente ayer llegó el suministro después de meses de ausencia…”
-Mañana los veo a todos en una cola que harán desde la madrugada, terminó Día.
Maikel es el nombre de un ciudadano indoamericano, de la clase media baja en sus orígenes, que no tenía cerca al nacer y presentarlo ante la autoridad civil de la prefectura un familiar que hubiera cursado los primeros años de bachillerato, que tuviera los suficientes conocimientos para saber que ese nombre se pronuncia aproximadamente así, pero se escribe Michelle o Mike, si fuere la versión francesa o inglesa la que se copia, que en español es Miguel. Este ciudadano venezolano ha cargado con el peso de esta ridiculez en su documento de identidad por toda la vida, y en los últimos años se le suma el peso de la enfermedad…
Continuará…
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