¿Sirve el informe de la ONU sobre crímenes de lesa humanidad?, por Beltrán Vallejo

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En la respuesta, no me atrevería decir que para “nada”. Pero amigos lectores, ¿qué es lo que está en la punta de nuestra lengua cuando llevamos algún tiempo de declaraderas condenatorias internacionales en relación al régimen de Maduro, de foros condenatorios en distintos escenarios del exterior, de informes de todo tipo que describen el autoritarismo del que está en Miraflores (como el informe Bachelett, entre otros), donde se ha recalcado reiteradamente que Venezuela es una dramática combinación de país fallido con Estado forajido?
¿Pará qué sirve tanto papel afuera? A veces hasta pareciera que tanto papel que se lo lleva el viento es para justificar el copioso presupuesto y viático de especialistas, comisiones, expertos, medios de comunicación y pare de contar del glamor de la ONU, de la OEA y de la UNION EUROPEA, siendo estas unas instituciones que cada día que pasa demuestran su ineficacia, su burocratismo, su declaradera y todas sus insuficiencias para frenar las tropelías de los malotes de este planeta, sean estos del tamaño que sea, y que hoy, impunes, avanzan en atropellos y crímenes.
Pareciera que el planeta sólo tiene instituciones para elaborar documentos como ese informe donde el régimen de Maduro es pintado con todas sus muestras de sadismo y brutalidad,… pero hasta ahí. Son instituciones que escriben muy bien, redactan con elocuencia, investigan, indagan, hacen bien su trabajo teórico y escritural,… pero hasta ahí.
La ironía del caso es que instancias como el denominado Consejo de Derechos Humanos de la ONU en varias oportunidades ha tenido como integrantes a emblemáticos violadores de derechos humanos. Imagínense que ha tenido a Cuba como integrante, o a Arabia Saudita, o a modelitos antidemocráticos como Rusia. ¿Podemos sentir esperanza los venezolanos con algún documento que emane de la ONU en materia de derechos humanos y que implique una política eficaz, concreta, sin vacilaciones?
Sin embargo, el fulano informe reciente es bueno o buenísimo para exponer más retratos o narrativas de una dictadura propia del siglo XXI, como es la de Maduro, y eso ha alentado esperanzas, algunas prudentes y otras enfermizas como las que sustentan las patológicas expectativas del inmediatismo de un sector opositor y de un sector clasemediero de venezolanos que en Venezuela o en el exterior son adictos a que otros les resuelvan los problemas y de inmediato.
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¿Para qué sirve el informe de la ONU? Si sirviera para algo, será para tarde, será ineficiente y será ineficaz. Hay una cosa horrible que se llama poder de veto en el Consejo de Seguridad, una instancia supeditada a las grandes potencias, y como se evidenció el año pasado, ahí el juego está trancado porque en verdad Maduro no está solo (como algunos habladores de pistoladas dicen), y siendo así, el caso de Venezuela es un papagayo sin cola que se lo lleva el viento. Rusia y China han sido los protectores de Maduro; y déjenme decirles, han sido eficaces.
Al menos quizás ese informe sirva para convencer a algunos, como la sinvergüenza España o al ineficaz y bueno para nada Secretario General de la ONU, un tal Gutiérrez, que es la fiel encarnación de la debilidad institucional de ese organismo, a que modulen su retórica y califiquen a Maduro como lo que es: un vil torturador y otras “cosillas”.
Creo que la mayoría de los venezolanos estamos claro de quien es Maduro y su régimen. Digo “creo” porque siento que hay no pocos que sucumben en la ceguera, en la cobardía y en la complicidad.
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