¿Socialismo del siglo XXI?, por Simón Boccanegra

La Escuela de Estudios Internacionales de la UCV ya puede ir cerrando sus puertas. Hasta hace poco el destino de la mayor parte de sus graduados era, lógicamente, la Cancillería. Desde hace no pocos años, el ingreso a la carrera diplomática se hacía con base en concursos de oposición cuyos “competidores” eran egresados de esa escuela de la UCV. Eso se acabó. La Casa Amarilla acaba de anunciar que se mantendrán los concursos de oposición pero “ solamente para quienes estén comprometidos con la revolución”. En otras palabras, no se entra a la Cancillería para servir al país sino para servir a un proceso político específico —esta zambumbia indigesta que sus alabarderos llaman revolución. A Fermín Toro, por ejemplo, embajador hoy ante la ONU, nadie le cuestionó nunca su fosilizado pensamiento comunista en el MRE, donde está casi desde los tiempos de su ilustre homónimo.
Hoy, él y otros como él, en aplicación de nuestra modalidad tropical de totalitarismo, cuya clara raigambre nazi-comunista es inocultable, trabajan para hacer en el MRE una y la misma cosa de Partido y Estado. Eso se le pedía a los servidores públicos en la Alemania hitleriana y en la Unión Soviética: fidelidad al partido (y, por supuesto, a su jefe) y no a la patria. ¿Es por ahí que va el “socialismo del siglo XXI” ?