Sprint final, por Teodoro Petkoff
Todo indica que hoy debe producirse un desenlace en el curso de las conversaciones que se han adelantado entre el CNE y la CD. El anuncio hecho ayer por Jorge Rodríguez a nombre de la Junta Electoral Nacional, aunque contiene varios puntos respecto de los cuales se alcanzó acuerdo entre las partes, dejó algunos cabos sueltos que se aspira a rematar hoy. La decisión definitiva depende, pues, de lo que ocurra hoy.
Las negociaciones que se han venido dando constituyen la evidencia de una situación política extremadamente compleja, en la que ambas partes comprenden que no existen posibilidades de soluciones tajantes, mediante las cuales una de ellas imponga su voluntad a la otra a rajatabla. Para el chavismo lo ideal habría sido que el CNE hubiera declarado, una vez terminada la verificación de las firmas, que estas no eran suficientes para la convocatoria del RR. Para la oposición, el desideratum era el contrario. En un juego tan trancado como el venezolano ninguna de las dos cosas habría sido posible.
Esta es una disputa por el poder y sólo en sociedades de instituciones fuertes y consolidadas esas disputas se resuelven en los tribunales. En un país como el nuestro, que vive una polarización y radicalización muy acentuadas y las instituciones están también atrapadas por la disyuntiva polarizante, o las partes procuran acuerdos o la alternativa es una crisis cuya solución sólo pasaría por la violencia. Cuando tanto el chavismo como la oposición se avinieron a discutir en el CNE una salida práctica para el asunto del RR lo hicieron obligados por esta evidencia. Tan obvia es esta que la propia Sala Electoral, obligada a evacuar el recurso introducido ante ella por varios partidos de oposición, dictó una sentencia jurídicamente inobjetable, pero, al mismo tiempo, exhortó a las partes a continuar negociando la búsqueda de esa solución.
En ambos lados, los respectivos sectores “duros” han estado en campaña contra la posibilidad de acuerdos prácticos. En la CD, ha predominado la línea de agotar todos los esfuerzos por salvar el RR mediante esos acuerdos con el otro lado, a través de la persona interpuesta que ha venido siendo la mayoría chavista en este organismo. Se ha librado en la CD un debate permanente entre posturas extremistas, que apuestan al todo o nada, y las posiciones más centradas y equilibradas, para las cuales no han pasado en vano los episodios en los que el extremismo inútil arrastró a la oposición a costosas derrotas.
Se ha vivido la bizarra paradoja de que mientras algunos sectores extremistas sostienen que hay que aferrarse a la sentencia de la Sala Electoral y no discutir nada con el CNE, es esa propia Sala, como ya dijimos, la que con sensato realismo, llamó a continuar las negociaciones, concientes como están sus integrantes de que en el pantano judicial no hay salida. Es curioso que quienes sostienen que vivimos bajo una dictadura, sin Estado de Derecho, sean quienes se empeñen en aferrarse fundamentalistamente a la vía jurídica.
Estamos hoy, pues, en la hora de las chiquiticas y es bueno recordar a los actores de la negociación que esta no es un juego suma cero