¿Sueñan los androides con megafraudes eléctricos?, por Laureano Márquez
Autor: Laureano Márquez
A comienzos del siglo XXI, la Corporación MVR logró avances en la evolución de los Robots al entrar en la fase Nexus, un ser exactamente igual a los humanos conocido como «Replicante». La serie Nexus 6 era superior en fuerza y agilidad e iguales en inteligencia a los ingenieros genéticos que los crearon.
Los Replicantes eran usados como esclavos, obligados a permanecer en cargos oficiales, a dar declaraciones contradictorias y colonizar las mentes de otras personas. Uno de ellos, el más conocido de todos, Roy Rangel, permanecía en la vicepresidencia de un pequeño país. Se encomendó a un policía retirado llamado Ramos Deckard la difícil misión de identificarlo y retirarlo del poder, para lo cual tenía que hacerle al sospechoso un largo cuestionario, sin perder de vista el comportamiento de las pupilas. Esa operación de retiro era denominada, eufemísticamente, «revocar».
Deckard tenía que hallar a Roy e interrogarlo, cosa que no resultaba fácil, porque ya puesto sobre aviso de que debía ser revocado del poder, RR (Roy Rangel) buscaba desesperadamente a su creador, el comandante de la Corporación MVR, para que le diera el secreto capaz de permitirle prolongarse indefinidamente en el poder, pero ya era imposible hablar con él. En sus investigaciones, Ramos Deckard se topó con Rachel Varela.Tenía la certeza de que ella también era una replicante, pero se había enamorado perdidamente de ella y tenía miedo de decirlo públicamente por temor a eventuales sanciones de la CD para la que trabajaba.
Así, Ramos se fue haciendo el loco en lo que tenía que ver con Rachel y seguía tras la pista de R.R. con la única evidencia con la que contaba: una vieja fotografía de la campaña del MAS del 78 y la escama de serpiente recogida durante una disputa en la Asamblea Nacional.
R. Deckard llegó a su casa luego de sobrevolar los avisos luminosos de la contaminada ciudad, en la que no paraba de llover.Entró en su apartamento y se sirvió un whisky. Encendió la computadora amplificadora de imágenes y escaneó la fotografía. Con su voz fue dando órdenes al aparato, indicaciones que eran ejecutadas de inmediato por la extraordinaria máquina:
– Ampliar cuadrante tres… Más arribita, por encima del bigote de RR… Reducir… Bajar hasta bolsillo trasero donde asoma cartera… Acercamiento de cartera…
Ampliar carnet que sobresale… Imprimir…
Una impresión de color amarillo comenzó a brotar del aparato: Era un carnet de URD.Era lo que Deckard había sospechado; se trataba de una falsa personalidad:
nunca fue de izquierda. Con tamaña prueba, sólo restaba someterlo al interrogatorio de revisión pupilar y luego, con su arma, revocarlo. Se trasladó a la Vicepresidencia, donde encontró a R.R. declarando que el reafirmazo había sido un megafraude.Mientras decía esto, Deckard apuntó a su ojo derecho con su amplificador de iris y notó que R.R. declaraba no sólo sin pestañear, sino sin que siquiera se dilataran sus pupilas o se enrojeciera su rostro.Ya no le cabía la menor duda: No era humano, era un replicante; debía ser revocado.Ramos persiguió a R.R. hasta lo alto de la cornisa, junto a las gárgolas del palacio de Carmelitas azotado por la lluvia.
La lucha fue dura. En un momento, Ramos quedó colgando al vacío. En ese instante, R.R. le dijo:
-Yo he visto cosas que los humanos no alcanzan a imaginar. He visto denuncias arder en los bastiones de Orión.Naves de combate donadas a países sin mar.He tenido programas de televisión que orientaban a la opinión pública y todos estos momentos se perderán.
Y justo en ese instante, R.R. tuvo piedad de Deckard, lo tomó por los cuatro dedos y le dijo:Yo tendré más vida, padre, al fin y al cabo, el revocado será él.
R.R. y Deckard se abrazaron, reconociéndose como semejantes el uno del otro: La batalla había terminado y comenzaba la política.