Tabaré, Lula y Lagos; por Simón Boccanegra

Con el del Frente Amplio, en Uruguay, encabezado por Tabaré Vásquez, es el tercer gobierno de izquierda que se constituye en Sur América. Chile, Brasil y ahora Uruguay (Kirchner es un caso aparte, como siempre, porque con el peronismo nunca es fácil saber a qué atenerse) cuentan con gobiernos de lo que suelo denominar una izquierda responsable, que se comió las verdes durante años, que enfrentó dictaduras militares muy crueles, que maduró en la lucha, en la cárcel, en la clandestinidad y en el dolor de la muerte, y que con algunas experiencias de gobierno acumuladas sabe perfectamente, ahora sí, que no hay almuerzos gratis y que el proceso de cambio social no es el de voltear una tortilla sino el de las reformas de avanzada, cuya viabilidad debe ser construida con pacientes acuerdos, que ensanchen la base popular que debe sostenerlas. Es como un gigantesco movimiento histórico, alternativo al desastroso legado de dictaduras militares, brutales y corruptas, de populismos irresponsables y corruptos, de fórmulas neoliberales y corruptas, aplicadas sin la más mínima sensibilidad social, que poblaron el segundo medio siglo suramericano. Pero también alternativo a las esperanzas y expectativas que se fueron achicharrando en el horno de la frustración y el desencanto que ha terminado acompañando a la revolución cubana. Es un reto enorme lo que está por delante.