Tal cual, por Teodoro Petkoff
El país opositor, con su masiva presencia en la calle, expresó su determinación de hacer valer la Constitución y de llevar adelante el erreerre. La Coordinadora Democrática, liberada de las adherencias golpistas y anti-democráticas que tanto daño hicieron a su postura política en el pasado reciente, ha asumido con toda claridad la opción constitucional, pacífica y electoral planteada en el artículo 72 de la Constitución. Los principales voceros del Gobierno tienen que tomar nota de este dato de la realidad y actuar en consecuencia, porque continuar descalificando a la conducción opositora como “golpista”, como con tanta frecuencia lo hace el propio Chávez, contribuye a nutrir factores de violencia y no a despejar la ruta democrática. Existe una “hoja de ruta”, un mapa caminero democrático, y para que se cumpla hace falta que ambos bloques, el oficialista y el opositor, asuman como propias sus indicaciones.
La oposición lo demostró ayer, hasta la exquisitez, cuando hizo todo para eludir cualquier posibilidad de violencia. ¿Va a recoger el gobierno el guante del desafio democrático?
Pero, por otro lado, la oposición tiene que hablarle claro a la gente. Porque esos entusiastas marchistas de ayer no deben ser defraudados de nuevo. La entrega de las firmas es el primer paso por un camino largo y culebrero, pues, como ha sido dicho, sobre ese paquete de firmas pesa un cuestionamiento surgido hasta en sectores de la propia oposición. Eso obligará al nuevo CNE a resolver rápidamente sobre la legalidad del texto al pie del cual se firmó, y a decidir sobre la oportunidad de la recolección de ellas. No es improbable que ese tema termine en el TSJ. Hay que estar conscientes de que viene un período en el cual lo jurídico-político tendrá un rol determinante y que sobre ese piso hay que caminar con paciencia, con serenidad y con la verdad por delante, porque el tiempo no pasará tan rápido como la impaciencia quisiera hacerlo correr. Sobre todo cuando la paciencia la pone a prueba la misma CD. Ya se sabe que nadie puede pretender sacar provecho de las faltas que haya cometido.