TalCual según Chacumbele, por Simón Boccanegra
Con la gallardía que le es natural, con la grandeza de alma que el mundo entero le conoce, con estricto apego a la regla número 7 del Código de Bushido, que el general Baduel le leyó en su discurso de despedida y que recomienda al samurai ser cortés hasta con sus adversarios, y, sobre todo, con su irreprochable apego a la verdad, Yo-El-Supremo se refirió ayer a este diario y al conflicto con sus distribuidores. Pues bien, pregunte Chacumbele a su amigo Díaz Rangel, por ejemplo, si alguna vez en la historia de las relaciones entre los diarios y sus distribuidores, la rescisión de esa relación ha comportado alguna compensación para los distribuidores. Nunca, sépalo usted. Por la sencilla razón de que se trata de relaciones comerciales y no laborales; siendo estas últimas las que generan prestaciones sociales. TalCual , sin embargo, fiel a su filosofía de vida, ofreció, sin tener ninguna obligación legal para ello, una compensación a sus distribuidores – “generosa”, la calificó uno de estos-, la cual, finalmente ha sido aceptada por casi todos y por eso estamos hoy de nuevo en la calle. Dijo Chacumbele también que este periódico no lo lee nadie. Si así fuera, ¿por qué, entonces, dedicarle unos minutos de su perorata? El que se pica es porque ají come. Por último, ciudadano presidente, usted se confundió al atribuirle un uso en los baños a TalCual. Su gobierno, señor Chacumbele, es de lo peorcito que nos ha caído encima pero todavía no nos ha llevado a utilizar los periódicos como papel toilette. Es en Cuba, Chacumbele, donde Granma es dedicado a ese fin.