Taxistas venezolanos se resisten a afiliarse a las aplicaciones populares
Los taxistas de líneas tradicionales en Venezuela no quieren sumarse a las populares aplicaciones como Yummy Rides o Ridery, a pesar de que esa decisión afecta sus bolsillos
Texto: Fabiana Rondón
Desde hace aproximadamente 10 años el venezolano Ángel Ortiz ofrece sus servicios como taxista en la línea del centro comercial Sambil, ubicado en el este de la ciudad de Caracas. Aunque al inicio las ganancias que obtenía eran altas, factores como el aumento de la gasolina y la creación de aplicaciones dedicadas a traslados, han afectado sus operaciones.
Actualmente afirma que el trabajo en esta zona es lento, pues hace 10 años en la línea había unos 400 taxis operativos que trabajan en diferentes horarios, hoy solo hay 10.
Ortiz trabaja de 6:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde y solo logra concretar entre cuatro y cinco servicios. “Yo uso el dinero que gano para hacer mercado, y bueno, al carro hay que guardarle dinero para su mantenimiento”.
Su caso se repite entre los taxistas de líneas tradicionales en Venezuela, para quienes el auge de aplicaciones (como Yummy Rides o Ridery) – que aparecieron en medio de la pandemia – han tenido un impacto negativo para sus bolsillos.
Pese a ello, estos trabajadores se niegan a migrar a las plataformas y optan por seguir trabajando por su cuenta.
“Lo de las aplicaciones ha sido fuerte para nosotros porque es una competencia muy desleal. Sabes lo que es hacer un servicio por 1,90 dólares y los que se llenan de dinero son ellos, los dueños, y no los taxistas que siguen pobres”, declaró Ortiz a la Voz de América.
El taxista de 75 años se refiere a los bajos costos de estas aplicaciones, atractivo por el cual son mucho más usadas por la población venezolana.
En las plataformas de traslados el servicio para una trayectoria corta puede tener un costo de 1,80 dólares e incluso menos si el transporte que se elige es una motocicleta, mientras que para distancias largas el precio puede ser de entre 8 o 10 dólares.
Otra de las características por las que son más utilizadas tiene que ver con los tipos de pago que aceptan, ya que el usuario puede cancelar por pago móvil (trasferencia bancaria que solo requiere del número telefónico del destinatario), en dólares en efectivo, por transferencias de Zelle e incluso por criptomonedas gracias a la plataforma Binance.
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“Hay días en los que no sale ni una carrera”, dicen los taxistas
Al otro lado de la ciudad capital, en el sector El Paraíso, el taxista Iván Romero también inicia muy temprano sus jornadas de trabajo para lograr entre tres y cuatro carreras, lo que se traduce a 15 o 20 dólares, mucho menos de lo que hacía hace 10 años, cuando afirma, podía trabajar solo medio día gracias a las ganancias que obtenía.
“Ya no tengo carreras como antes. Hace años me podía ir al mediodía a mi casa, pero ahora hay que trabajar todo el día. La idea es llegar temprano para que te rinda y así en un día puedas hacer tres o cuatro carreras. Sin embargo, hay días en los que no sale ni una carrera”, dijo Romero a la VOA.
Alexis Blanco, quien pertenece a la línea de taxis de Fuente Plaza, ha optado por ajustar sus tarifas, siempre y cuando la distancia no sea larga, y también trata de concretar clientes fijos, para así poder generar ingresos.
Recalca que para ellos es difícil ajustar tarifas por el costo de la gasolina. En Venezuela desde 2020 rige un nuevo mecanismo para adquirir el combustible. Hay dos opciones: gasolina premium o subsidiada.
En el primer caso el conductor debe pagar al menos 20 dólares por un tanque de 40 litros, en el otro caso la gasolina es asignada a través de un cupo en el Sistema Patria (página creada por el Estado para otorgar subsidios).
Pese a esta situación, Alexis Blanco se niega a sumarse a aplicaciones de traslados, ya que afirma que el trabajo es extenuante y el carro “paga esas consecuencias”.
“A mí no me gustan esas aplicaciones porque el carro hay que cuidarlo, y en esas aplicaciones se trabaja mucho, así que se rueda todo el día. Ellos cobran muy poquito por las carreras, y claro, eso nos ha afectado a nosotros”, agrega.
En ese punto coincide Iván Romero, quien trabaja en la misma línea de taxis desde hace unos ocho meses y afirma que las aplicaciones no son rentables, pues si bien se gana más dinero, todo se va en el mantenimiento del carro y compra de gasolina.
Al igual que su compañero, Romero también ha ajustado sus tarifas, la mínima está entre 2 y 3 dólares, además también cuenta con clientes fijos,
”Esta es mi única entrada, todos los que estamos acá trabajamos solo como taxistas, aquí alcanza para medio comer y bueno lo que alcanza para el mantenimiento, hay compañeros que se lo hacen directamente, otros prefieren ir ahorrando de a poco”, dice.
Omar Bautista, presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa), aseguró que la demanda de repuestos ha bajado debido a la pérdida del poder adquisitivo.
“Hoy en día la población destina la mayor parte de sus ingresos a la alimentación, medicinas y queda un pequeño porcentaje para otros usos, entre ellos, mantenimiento de vehículos”, relató.
En la línea El Pinar está Tony Pérez, quien tiene aproximadamente un año trabajando como taxista en esa zona. Pérez afirma que tiene días buenos y otros malos, pero con lo que gane puede costear apenas los alimentos y pagar deudas.
Pese a esa situación, también se niega a unirse a las aplicaciones de traslados por varias razones. “En esas apps te piden carros más modernos y no voy a invertir en un carro más nuevo para que me paguen por una carrera 2 dólares”.
En Venezuela circulan automóviles de más de 40 años de antigüedad. El parque automotor ha envejecido tanto que es frecuente ver carros de los años 80.
El presidente de Favenpa aseveró que el parque automotor en Venezuela está obsoleto. “Tiene una antigüedad promedio de 22 años. Está muy envejecido, fatigado y requiere renovación”, señaló.
Para poder generar más ingresos también tienen otros trabajos alternos y el mantenimiento de su carro lo hace él mismo, así ahorra dinero.
“Cuando me sale otro trabajito bueno, yo lo hago. La situación del país es muy mala, tengo amigos que trabajan en esas apps y ganan más pero todo se lo deben invertir al carro porque lo desgastan mucho, así que tampoco es la solución”, asegura.
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Aplicaciones, un auge que ha traído conflictos
Pese a que la llegada de las aplicaciones de traslados en Venezuela es nuevo, se dio entre 2018 y 2020, en otros países de Latinoamérica y el mundo este fenómeno tiene mucho más tiempo con aplicaciones como Uber y Cabify, que han causado mucho malestar entre taxistas tradicionales de países como Colombia, México, España y Estados Unidos.
En México, por ejemplo, a mediados de 2019, los taxistas de la capital exigieron la regulación de Uber y otros servicios de transporte, alegando que la estructura mediante la cual operan estas empresas es ilegal.
Un caso más reciente ocurrió en Colombia, donde miles de taxistas se han ido a paro en varias ocasiones como señal de protesta por el uso de estas aplicaciones y también por el aumento de la gasolina.
A principios de agosto de este año, taxistas de ciudades como Medellín y Cúcuta llegaron a un acuerdo con el gobierno de Gustavo Petro en el que acordaron controlar la legalidad del transporte público mediante procesos de revisión y monitoreo liderados por la Superintendencia de Transporte.
En Venezuela aún el sector de taxis tradicionales no toma medidas de esta magnitud, pero sí piden a las autoridades competentes que puedan tener acceso a la gasolina con ciertas flexibilidades, debido al trabajo que realizan, algo que a su juicio, les puede ayudar a ofrecer mejores tarifas y competir con las otras opciones que hay en el mercado.