Terapia de llanto, por Aglaya Kinzbruner

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Quizás no todos sepan que el llanto es una terapia maravillosa, siempre tomando en cuenta que nos referimos al llanto de los demás. Ver llorar alivia muchísimos dolores. Es una razón magnífica para ver telenovelas mexicanas como, por ejemplo, La Madrastra con Victoria Ruffo, en la cual ella llora a mares sin que se pierda ni medio gramo de maquillaje. Ella es una mujer hermosa y talentosa con una simpatía contagiosa.
Esa costumbre que otros lloren por uno es muy antigua. De ahí nació el hábito de emplear unas mujeres, las famosas lloronas, para que acompañaran en los velorios a vivos y muertos hasta el mismo cementerio.
Yendo más lejos todavía ese era el fin de los primeros mártires cristianos, verlos sufrir siendo tan maltratados y finalmente muertos martirizados aliviaba la culpa de los asistentes al espectáculo, porque eso era al fin y al cabo, y sentían que con esa presencia se ganaban el Cielo y más.
También existían los santos como Santa Rosalía de Palermo que se refugiaban en una cueva como penitencia para llevar una vida más espiritual y orarle directamente a Dios sin intermediario alguno. Contaron los de la época 1130 – 1170 que unos ángeles la transportaron a la cueva de la cual no salió más nunca. Era muy bajita y los palermitanos la llamaban la Santuzza por su pequeña estatura. Era de padres ricos de origen normando, duques por demás, su nombre Rosalía Sinibaldi. Ignoramos qué la llevó a una vida tan poco satisfactoria, si era acomplejada, mal tratada, o huía de un matrimonio impuesto, como dijeron algunos, no sabemos.
Cierto es que en Italia en aquella época no había asistencia psicológica dentro del programa de asistencia de salud integral, Servizio Sanitario Nazionale. SSN. Tampoco el bono psicológico que fue instituido en la época post-covid y se da a las personas que requieren asistencia privada. Italia no se constituyó como país hasta el 1861 y Sicilia fue por mucho tiempo una isla un poco alejada del desarrollo del continente.
Lo que quedaba de Rosalía permaneció en la cueva hasta que fue encontrado por un cazador. Aquella noche ella se le apareció en sueños y le dijo que si paseaba sus restos por las calles de Palermo, ella intercedería con Dios para que se llevara la terrible peste que asoló Palermo en el 1624. Así pasó, se dio el paseo y la procesión y la peste se fue. Desde entonces hay dos fechas que se celebran en Palermo, el 14 de julio, la fecha de su nacimiento con U Festinu, festejos, procesiones y flores por doquier y el 4 de setiembre, día de su muerte.
Como nunca faltan rompipalle, un pastor protestante británico, William Buckland, gran y experto naturalista, paleontólogo, primero en describir minuciosamente a los dinosaurios, en el siglo XIX, dijo que los restos encontrados eran de cabra. Ese día se revolcó el Sur, el volcán Etna entró en erupción, Stromboli, ni se diga, emanó gases venenosos, a la mayor parte del clero siciliano les dio un soponcio y no pudieron comer cannoli con pistacho por una semana. Los restos fueron quitados de la cueva y guardados en un cofre, lejos de la falta de respeto de científicos extranjeros.
Hoy en día han empezado a construir uno de los puentes colgantes más largos del mundo, 3300 mts., que conectará Calabria con Mesina. Eso es por supuesto algo muy bueno y novedoso a un tiempo. No sabemos, sin embargo, si afectará en algo las maravillosas procesiones y festines de tiempos lejanos.
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Volviendo al comienzo, siempre uno vuelve al comienzo, ver llorar a los demás ha sido uno de los deportes favoritos de los actuales gobernantes. ¿Cuánto les durará?
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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