The nice American, por Simón Boccanegra

Muy bello y conmovedor el gesto de la embajadora de los Estados Unidos, Donna Hrinak, de visitar la mezquita islámica y reunirse con los representantes de esa comunidad en Venezuela. Una de las cosas más estúpidas y detestables que están ocurriendo es la de culpar a más de mil millones de musulmanes y/o árabes de las atrocidades cometidas por un reducido grupo de personas de las cuales se sospecha que puedan ser árabes o, en todo caso, musulmanes. La embajadora Hrinak ha dicho con su acción que su país no parece estar dispuesto a encabezar una nueva cruzada contra los «infieles» y que la orden de cazar «vivos o muertos» a los terroristas no debe implicar el llevar a algunos países, coincidencialmente islámicos, a la Edad de Piedra a punta de bombazos. Ojalá la visita de la embajadora a la mezquita sea parte de una política más global, que se plantee no sólo el castigo a los terroristas sino la voluntad de colaborar en la búsqueda de soluciones políticas justas para aquellos focos de tensión existentes en el planeta. Ojalá indique esto que no es el ugly American quien tiene la sartén por el mango.