Tiendas se preparan para celebrar unas Navidades llenas de desigualdades y contrastes
Entre la crisis del comercio internacional, la contracción de la economía venezolana y la pérdida del poder adquisitivo de la población, las expectativas para estas Navidades son pesimistas para una gran mayoría del país
Las Navidades de 2021 constituyen un evento muy esperado por gran parte del país. Los cinco años previos comprenden una etapa difícil para la memoria colectiva criolla, puesto que las circunstancias de Venezuela impusieron unas condiciones duras para un enorme porcentaje de la población.
El dolor de las familias fragmentadas por la diáspora, la feroz escasez de productos de inicios del lustro que privó a muchos hogares del tradicional plato navideño, la pérdida de poder adquisitivo y posteriormente la pandemia han sido todos factores que han atenuado las celebraciones.
Después de un año marcado por las restricciones de movilidad, una muy reducida actividad comercial y las muertes de muchos venezolanos a causa de la covid-19, las Navidades de 2021 se presentaban como un resquicio tras todas las dificultades que ha atravesado la población desde que se impuso la cuarentena en el país, a mediados de marzo de 2020.
Con una reactivación económica ordenada desde la cúpula del gobierno de Nicolás Maduro, el avance del plan de vacunación y la recuperación gradual de la anhelada «normalidad», las expectativas estaban puestas en un diciembre mucho más navideño.
No obstante, las condiciones del comercio nacional e internacional podrían dictar una realidad distinta y repleta de contrastes, en la que solo unos pocos disfrutarán de una Navidad por todo lo alto, mientras que una mayoría deberá conformarse con un festejo más austero.
Y es que estos contrastes empiezan a evidenciarse incluso en el sector comercial. El mes de noviembre, históricamente ha servido para allanar el terreno para la Navidad. El comercio empieza a adaptarse a la demanda de la época y se dedica a importar productos navideños.
Árboles de Navidad y sus respectivos adornos, guirnaldas, elementos para el pesebre, luces y distintos productos de decoración empiezan a comercializarse incluso desde septiembre en algunos comercios. Sin embargo, en este contexto se denota un profundo letargo en la importación de estos bienes.
En un recorrido realizado por TalCual en algunas de las principales zonas comerciales de Caracas y Miranda se pudo observar una ambivalencia entre grandes cadenas y tiendas especializadas navideñas frente a locales más pequeños y ventas informales.
Tradicionalmente, lugares activos comercialmente como los bulevares de Sabana Grande o Catia no perdían tiempo a la hora de adecuar sus calles y rincones con motivo de las navidades, ofertas por doquier y vender productos navideños desde noviembre. Este año parece ocurrir todo lo contrario.
El ambiente decembrino no se respira en las calles caraqueñas, pero sí en algunos centros comerciales y zonas acomodadas, donde las tiendas no solo ofrecen gran variedad de productos sino que el consumo es elevado.
En el local de la cadena ‘Mango Bajito’ ubicado en El Recreo se pudo confirmar una gran afluencia de compradores llenando sus carritos en un piso enteramente dedicado a la decoración festiva. Bienes de todos los tamaños y colores, principalmente importados de China, son ofrecidos en el local. Los empleados constantemente desempacaban mercancía para reponer los mostradores y en las cajas habilitaban más personal para atender a varios clientes a la vez.
Fuera del local, en el Centro Comercial El Recreo, apenas figuraba la decoración central con un árbol navideño gigante. Los comercios, sin embargo, no exhibían productos ni decoración apta para Navidades.
Una situación similar se experimentó en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT), donde decoraciones aisladas del centro comercial daban la idea equivocada de que los comercios promocionarían productos navideños.
Sin embargo, a apenas unas cuadras de distancia, la realidad era otra. En la Calle Madrid de las Mercedes hay al menos cuatro tiendas especializadas en Navidades. Las decoraciones llaman la atención a la distancia y desde sus estacionamientos exhiben algunos artículos, por lo que pueden vislumbrarse filas de árboles de Navidad de distintos tamaños y precios.
Todos los comercios estaban colmados de productos navideños, aunque la afluencia de clientes era reducida. Los vendedores, no obstante, hicieron énfasis en que probablemente se incremente hacia la segunda quincena de septiembre.
Pese a un posible incremento de compradores en los próximos días, la sensación de los comerciantes era de poca actividad comercial. Una de las vendedoras –de una tienda en la que se pidió que el nombre no fuese difundido–, destacó que los almacenes estaban completamente abastecidos debido al poco consumo en las últimas semanas, incluso pese a que han mantenido los mismos precios que en el año pasado para garantizar el flujo de ventas pese a la alta competencia que enfrentan en la zona.
Aunque los locales de Las Mercedes intentaran mantener precios para competir entre sí, superaban con creces los revisados en centros comerciales. Mientras que en ‘Mango Bajito’ las bambalinas medianas promediaban los 0,30 dólares por unidad –aunque son vendidos en paquetes de al menos una docena–, en los comercios de Las Mercedes el promedio fue de 1,5 dólares por unidad.
Un caso similar ocurría con las luces. Mientras que en los centros comerciales la iluminación navideña más económica costaba 3,13 dólares, en Las Mercedes los precios fluctuaban entre 5 y 10 dólares.
En cuanto a los árboles de Navidad, en centros comerciales los árboles grandes de aproximadamente dos metros, con adornos incluidos, mostraban precios en torno a los 160 dólares. En cambio, en Las Mercedes los más económicos para ese tamaño solían exhibir etiquetas desde los 280 dólares.
Este contexto permite diferenciar al menos tres conductas de mercado muy marcadas. Los comercios en zonas acomodadas ofrecen una enorme variedad a precios elevados, mientras que las tiendas dedicadas al retail en centros comerciales ofrecen un margen de precios más modestos para una clientela más amplia, mientras que en los sectores más populares apenas se perciben productos navideños.
Esta división deja expuestos dos factores: la diminuta importación de productos navideños que repercute en los comerciantes más pequeños y la mermada demanda de una población sin dinero para acceder a estos bienes, que acaba por reducir el consumo a una mínima expresión. Esto deja a la Navidad como un festejo de nichos.
La raíz del desabastecimiento
Las causas de que en Venezuela el flujo de importaciones navideñas disminuyera son diversas. En primer lugar, la contraída economía venezolana carece de la capacidad de importar en grandes volúmenes, además, las sanciones restringen las relaciones comerciales, y a esto se le suma la crisis comercial internacional complica aún más la situación.
Debido a las restricciones fronterizas que implementaron los países para intentar limitar la propagación del virus, el traslado de mercancías por vía marítima, que constituye un 80% de la actividad comercial mundial, se paralizó. Los buques mercantiles partían de sus orígenes, pero al llegar a su destino, debían quedarse en el mar debido a que no tenían autorización para descargar la mercancía.
Esta situación generó que cada vez hubiese más buques y mercancías en ultramar y menos disponibles en los puertos para contratar servicios de traslado. De igual manera, generó «cuellos de botella» en el tráfico marítimo, zonas en donde muchas embarcaciones necesitaban pasar y sofocaban las rutas.
*Lea también: Crisis de contenedores podría generar escasez en el segundo trimestre de 2022
El problema se profundizó con el pasar del tiempo y 20 meses después del cierre de las primeras fronteras importantes a nivel mundial, la crisis llegó a un punto casi insostenible. Como consecuencia, la dilación en la entrega de mercancías es ya un común denominador en el comercio, lo que afecta a las industrias de las grandes potencias que se ven desprovistas de materia prima para operar. El efecto cadena acaba por repercutir en todos los sectores productivos y comerciales de todo el mundo.
Una oferta reducida, junto al incremento exponencial de los fletes de traslado, generaron una fórmula que solo podía desembocar en un resultado: el aumento de precios de los productos terminados.
A pesar de esta crisis, las mercancías navideñas aún pueden encontrarse en las calles venezolanas. De acuerdo con el especialista en relaciones comerciales entre China y Venezuela, Angel Freytez, esto se debe a que el tamaño del mercado venezolano es tan diminuto, que una mínima oferta se percibe como un nivel regular de abastecimiento.
«Venezuela ha reducido el tamaño de su economía en un 80%. Las importaciones hechas este año son un porcentaje muy reducido del tamaño del mercado. Quizás en la calle se pueda percibir un gran abastecimiento, pero si se detalla es en algunas tiendas especializadas y comercios puntuales. El abastecimiento es relativo en una economía que solo representa el 20% de su capacidad en 2013. Es obvio que no hay un abastecimiento real», sostuvo.
Las grandes tiendas que ofrecen variedad y poseen grandes inventarios compran a un puñado de proveedores, por lo que toda la mercancía suele tener un origen similar. Esto significa que no hay realmente competitividad en el mercado.
«Esto no representa para nada el mercado que hay en Venezuela. Vas al mercado de Catia, al bulevar de Sabana Grande, a Quinta Crespo o al Cementerio, que antes eran epicentro de compras en las Navidades y podrás verlos como si fuese un mes común y corriente», argumentó.
Desde las cifras se encuentran respuestas que pueden explicar parte de la crisis. El volumen de importación de contenedores en los últimos dos años fue cercano a los 300.000 contenedores, lejos de los 1.600.000 que se marcó en 2015. Para 2021 la proyección es que ni siquiera se alcancen los 300.000.
Navidades sin demanda
No queda duda de que el abastecimiento para estas fiestas será sumamente reducido, pero en muchos casos, incluso con el diminuto volumen, se espera que sirva para satisfacer buena parte de la demanda del país.
Esta es la situación del sector juguetero. De acuerdo con declaraciones del presidente de la Cámara Venezolana de Juguetes (Cavefaj), Antonio Domínguez, para el Circuito Éxitos, se prevé la venta de todos los juguetes necesarios para esta época del año.
«Después de vivir un año de pandemia en 2020 donde todo era incertidumbre, enfrentamos un 2021 de sorpresas. Hemos trabajado para estar presentes. Vamos a tener todos los juguetes previstos para esta temporada. Está ingresando un gran lote de juguetes en Venezuela, justamente este mes», afirmó.
Pero lejos de traducirse en un robusto mercado, en realidad la cobertura del consumo tiene más relación con una demanda tan baja que, incluso con niveles mínimos de abastecimiento, se podrá cubrir. En otras palabras, la poca oferta será aprovechada por el minúsculo porcentaje de la población que pueda pagar estos productos.
La gran mayoría del mercado venezolano no va a formar parte de la demanda, pues como consecuencia de la destrucción del poder adquisitivo que, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2021, dejó a un 94,5% de la población venezolana en la pobreza, es imposible adquirir los productos navideños.
Por lo tanto, Venezuela se prepara para adentrarse en una época navideña donde la norma será el contraste, los relieves y las desigualdades. Entretanto, el oficialismo promueve la idea de que Venezuela vivirá unas Navidades felices después de la apertura comercial que ordenó tras asfixiar al sector comercial.