¿Tiene o no la FAN el monopolio de las armas?
¿Cómo es la cosa con lo del desarme de la población? ¿Es una cosa seria o, como en efecto parece, es un aguaje de Maduro para consumo exterior? De desarme se habla mucho, sobre todo, por parte de voceros oficialistas, pero hasta ahora no ha habido ninguna demostración concreta de que cosa tal haya tenido lugar. Todo lo contrario. En cada oportunidad en que la oposición toma la calle, pacíficamente, como es su costumbre, aparecen bandas de sujetos armados que disparan a mansalva, con resultados tan lamentables como los de los tres venezolanos asesinados la semana pasada. Desarmar un país donde, según dicen fuentes confiables, circulan doce millones de armas de fuego, no es cosa fácil. Todo lo contrario, pero tampoco es imposible. Para comenzar, el gobierno tiene a mano, muy cerca de sí, a grupos armados que le son afines políticamente y que operan por la libre, sin contención alguna. Un paso importante en el camino del desarme sería, precisamente, despojar de su armamento, que no excluye armas semipesadas, como bazucas, por ejemplo, a aquellos grupos que tienen tomado el 23 de Enero. Por cierto que la coartada suprema a la hora de justificar el uso de armas por parte de esos grupos es la de la defensa de la «revolución». Sin embargo, lo que se observa, más bien, es que la «defensa de la revolución» se ha transformado en una coartada para la comisión de delitos comunes, que van desde el atraco hasta el homicidio. Ahora bien, a este estado de cosas debe ponerle término el principal interesado en conservar el orden público, que es el propio gobierno. Que la población termine por tener la percepción de que el uso de armas por civiles es, más que tolerado, aupado por sectores del mundo gobernante, puede conducir a aquello de que toda acción genera una reacción. El monopolio de las armas debe estar en manos de la FAN y ésta debe ejercerlo sin concesiones.