Todo se derrumbó, por Teodoro Petkoff
El submarino de Giordani se hundió aún más de lo que las cifras preliminares del Banco Central habían indicado. La caída global del Producto Interno Bruto en 2009 no fue de 2,9 sino de 3,3. La cosa fue peor, pues. La corrección fue hecha a partir de que las cifras definitivas del cuarto trimestre, las más negativas desde 1997, mostraron un descenso de la actividad económica de 5,8% con respecto al mismo periodo de 2008. La economía se niega a obedecer las órdenes de Chacumbele. Nos aseguró que estábamos «blindados» y que no importaba que el precio del petróleo cayera a cero porque bajo su sabia y prudente conducción, unida a la sabiduría de Jorge Giordani, la economía venezolana seguiría boyante.
Lamentablemente, para la economía y para todos los venezolanos, sus irresponsables predicciones (con las que no era difícil estar en desacuerdo, por ignaras) fueron desmentidas por la realidad y el porvenir luce aún más oscuro de lo que ya es. Desde la minúscula parcela económica que es la empresa llamada TalCual podemos dar fe de que la situación está color de hormiga. No sólo no nos alegramos de lo malas que se están poniendo las cosas (aunque, según una cierta óptica suicida, eso es lo bueno que tienen) sino que estamos muy molestos con quienes dirigen el país y, por ende, su economía, ya que es su abismal incompetencia y la absoluta estupidez de sus ideas sobre la economía, la que nos ha sumido en este desastre y la que nos obliga a hacer maromas para mantenernos a flote.
El Banco Central, que no puede hacer ideología con los números, la hace con la retórica. La explicación de la barrena económica en el último trimestre deben haberla redactado entre Merentes y Giordani, para autoexculparse y exculpar al Titán de Sabaneta.
Según el BCV, lo que ha ocurrido es consecuencia de «la crisis económica global, del debilitamiento de los precios del petróleo y de los recortes de producción acordados en el seno de la OPEP». Nadie puede negar que la crisis mundial incidió sobre nuestra economía, como sobre la de todos los países del mundo y de América Latina.
No sólo el petróleo sufrió bajas, todas las materias primas que produce América Latina también descendieron. Pero, todos los países de este continente salieron adelante y lograron crecer y superar, en lo esencial, los terribles efectos de la crisis mundial. ¿Por qué será que toda Suramérica creció, menos nosotros? ¿Será mala leche, ensañamiento del destino? ¿No será que las pamplinadas que nos comunicaron Giordani, Alí y Diosdado, como «políticas para hacer frente a la crisis», coreadas después por el Gran Ignorante, sólo fueron buenas para empeorar todo? ¿Por qué el BCV no tuvo la mínima honestidad intelectual y política de hacer un balance de las medidas tomadas por el gobierno, que permita corregir lo que se hizo mal y ver si se puede sacar la nave del lecho submarino donde está ahora? Tal como señala un grupo de destacados economistas en documento publicado ayer: «La crisis que afecta a Venezuela no es transitoria, ni coyuntural, ni superable sólo con el alza de los precios del petróleo». Dicen los firmantes que «El país requiere iniciar ya una amplia rectificación para la reconstrucción socioeconómica, lo cual demanda el establecimiento de un nuevo rumbo». ¿Será capaz el gobierno de reconocer sus errores y rectificar, antes de que el submarino comience a perforar el suelo marino, para hundirse aún más?