Toma tu tomate, por Simón Boccanegra

Autor: Simón Boccanegra
Brasil decidió aplicarle a los gringos cucharadas soperas de su misma medicina y está fotografiando y tomando huellas dactilares a los viajeros de esa nacionalidad cuando llegan a aquel país. Insólita ha sido la reacción del gobierno de Bush. Uno de sus voceros protestó, considerando “discriminatoria” la medida porque se aplica sólo a norteamericanos, mientras ellos se la clavan a todos los extranjeros con visas, que, por mala leche, son habitantes del resto del mundo. Bush discrimina al mundo entero pero se arrecha si se le responde igual. Desde luego que la medida brasileña es “discriminatoria”, porque es una justa respuesta, pura reciprocidad diplomática, a una disposición norteamericana, groseramente discriminatoria, contra todo aquel que no sea yanqui o europeo, y que por el mero hecho de no serlo es sospechoso.
Eso tal vez les enseñe a los gringos que no hay que hacerle a otros lo que no les gusta que les hagan a ellos.
Se han quejado también de que la medida brasileña afecta los viajes entre Estados Unidos y Brasil. Sin embargo, la norteamericana, por algún milagro del supremacismo bushiano, no afecta los viajes entre Brasil y Estados Unidos.
La Ley del Embudo, pues.