Trabajadores de Venalum temen colapso operativo tras desmontaje de 360 celdas
La celda 590 fue la primera en ser desmantelada en el complejo II de la reductora de aluminio Venalum esta semana. Aunque la promesa es instalar celdas V-350, los trabajadores siguen desconfiando de la supuesta adecuación
Texto: María Ramírez Cabello / José Rivas | Correo del Caroní
El desmontaje de las 360 celdas del complejo II de Venalum inició esta semana con el desacople de la celda 590, un proceso que la estatal realiza como parte del proyecto de “adecuación tecnológica de las celdas de reducción electrolíticas de 500 KAmp”, criticado por trabajadores de la reductora.
Al desmontaje de la celda 590 le siguieron las celdas 589, 588 y 587. El trabajo es realizado por una empresa contratista, aunque personal de la estatal también trabaja en el área en el desacople de estructuras que, esperan, sean fundidas en las próximas semanas en los hornos de colada.
Durante el desmontaje, la compañía aprovecha el aluminio concentrado en la estructura anódica y en las barras conductoras, así como otras partes (anillos y puentes) para su transformación en lingotes de 22 kilogramos “que permitirá cubrir los gastos de inversión para la incorporación de celdas y sostenimiento operativo de CVG Venalum”, de acuerdo con una resolución aprobada por la junta directiva en marzo de 2021.
“Van a desmantelar ese complejo y no harán nada. Para colocar celdas V-350 en el complejo II hay que hacer una gran inversión, no creo que hagan nada allí. Pasará como Alcasa, trasladaron camiones y camiones de puentes y anillos para fundirlos en Venalum y todo eso se vendió”, dijo un empleado de la industria, que pidió mantener su nombre en reserva.
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Pérdida de capacidad se profundiza
Venalum tenía hasta esta semana una capacidad instalada de 430 mil toneladas de aluminio primario al año y 905 celdas, de las cuales 360 fueron apagadas en la crisis energética de 2009-2010, de la que una década después no había podido recuperarse. En marzo de 2019, un apagón de más de 12 horas liquidó por completo las 59 celdas de la estatal que estaban operativas.
El desmontaje del complejo II significa la pérdida de capacidad de 360 celdas de tecnología P-19, que la empresa -asegura- sustituirá por celdas de la tecnología V-350. Sin embargo, los trabajadores desconfían del plan.
Las experiencias previas en la industria soportan la desconfianza de los empleados. Por años, Venalum engavetó el proyecto de construcción de la VI y VII línea de producción con tecnología V-350.
El proyecto, aprobado en 2002, contemplaba construir dos líneas de reducción, una planta de carbón, una sala de colada e instalaciones auxiliares. La meta era incrementar la capacidad instalada hasta 1 millón 10 mil toneladas de aluminio por año, pero el plan que debía ejecutarse en seis años -entre 2006 y 2012- nunca se ejecutó.
La inversión alcanzaba a $ 1.850 millones y quedó reflejada en la resolución 8.679 del directorio de CVG del 8-07-2002. Contemplaba la generación de 2.300 puestos de trabajo directos y 12 mil indirectos y un incremento en las ventas, con base en la cotización del metal en la Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés). Este jueves rondaba los $ 2.500 la tonelada.
En ese periodo, los problemas de distribución de carga eléctrica eran un obstáculo que ha empeorado en la actualidad, debido a la desinversión en el sistema eléctrico.
El desarme resulta aún más insólito para algunos expertos por la millonaria inversión de $ 498 millones, aprobada en 2013, a través del Fondo Chino. Los recursos debían ir destinados a incrementar la productividad que, para esos años, se ubicaba por debajo del 33% de su capacidad instalada.
Ahora el desmontaje del complejo II pone en riesgo al menos 350 empleos directos, que estaban asignados a las líneas III y IV, además de los empleos indirectos de las transformadoras de aluminio.
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“Genocidio industrial”
El expresidente del Sindicato Único de Profesionales de Venalum (Sutrapuval), Manuel Díaz, calificó como un “genocidio industrial” el desmantelamiento del complejo II e insistió en que la instalación de las celdas V-350 no se cumplirá debido a que estas duplican el tamaño de las celdas P-19 y la estatal no cuenta con los recursos para esta inversión.
El trabajador ha denunciado que la empresa pretende chatarrear la estructura sin generar mejora productiva ni beneficios para los trabajadores. “No estoy en contra de las celdas V-350, lo que estoy es en contra de que desmantelen el complejo II porque podría adecuarse y arrancarse. Son 172 mil toneladas de aluminio al año las que da ese complejo”.
Díaz señaló que el desmantelamiento progresivo de las industrias de metales genera un deterioro social y de desempleo no solo para los trabajadores del aluminio, sino para Guayana. “El comercio de Guayana ha caído, lo que le daba vida eran las empresas básicas (…) ¿De qué van a vivir si ya las empresas van a desaparecer?”, preguntó.
La inconformidad de los empleados dentro de la planta se siente, pero no se expresa, en parte por el hostigamiento y el temor a ser sacados, perder beneficios como la bolsa de alimentos o ser detenidos por funcionarios de seguridad del Estado. “(El desarme de las celdas) es una instrucción que hay que acatar, porque el que no, tú sabes lo que le pasa”, dijo un trabajdor que pidió mantener su nombre bajo reserva.
A través de aplicaciones de mensajería, trabajadores han recibido mensajes en los que se prohíbe acercarse al complejo II y tomar fotografías o hacer grabaciones de los trabajos. “Quienes sean detectados en estos Actos de Conspiración o se sospeche de estar Pasando Información a los Detractores de este proyecto socialista, serán sacados del Área Industrial de Planta por nuestra Gloriosa (GNB) y serán suspendidos de la contingencia de inmediato al igual que su ficha”, indica uno textualmente.
“La mayoría de los trabajadores está asustado, nadie dice nada (…) nadie quiere perder la bolsita y los pollos”, expresó un empleado.
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Baja confiabilidad
Un ingeniero, con más de 20 años de servicio en la estatal del aluminio, estima que de la fundición de las estructuras del complejo II, la empresa obtendrá unas 8 mil toneladas de material que, a precio de mercado, equivalen a $ 20 millones aproximadamente. Este monto no cubre el valor de estas líneas ni permitiría financiar la ejecución de un proyecto similar.
Señaló que las líneas III y IV son recuperables y deberían reactivarse para aprovechar el precio que ha alcanzado el aluminio en los últimos ocho años. “Eso es mentira que van a instalar una línea de alto amperaje, porque una línea de alto amperaje con la dependencia tecnológica que tenemos son millones de dólares y no tienen ni para comprar mascarillas ni guantes”, cuestionó.
Aunque Tareck El Aissami, ministro de Industrias, aprobó el punto de cuenta y la iniciativa de desmontaje nació de la presidencia de Venalum y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), sostuvo que no se tiene la aprobación de la Superintendencia Nacional de Bienes Públicos.
Desde que empezaron a difundirse las intenciones de desarme en marzo de este año, tanto dirigentes sindicales como expertos en la producción de aluminio han asegurado que la instalación de celdas es inviable por los gastos que implica y porque las celdas V-350 no entran en el espacio donde estaban instaladas las P-19.
Se sugirió que, de aprobarse la instalación de celdas V-350, debía ejecutarse en donde antiguamente estaba planeada la construcción de la VI línea. En las condiciones actuales, el proyecto llevaría a demoler el galpón del complejo II.
Temen el mismo destino de Alcasa. En noviembre de 2020, el actual diputado y expresidente de la estatal, Ángel Marcano, anunció el desarme de 386 celdas de las líneas III y IV de Alcasa para instalar un laminador de Serlaca. Sin embargo, siete meses después, el laminador está incompleto, con insumos averiados y quemados.
Un experto del sector aluminio lamentó que los empleados no hayan reaccionado a la gravedad del desmontaje de las celdas. “Eso es como que tengas una bodega y la cierras y los trabajadores quieran seguir cobrando, pero ¿cómo? la bodega cerró, no te puedo pagar. Entonces una vez que se acabe de destruir todo el aparato productivo ¿De qué va a vivir Guayana?”, preguntó.
Señaló que los hidrocarburos, la principal fuente de ingresos en el país, irán perdiendo importancia porque el mundo está girando a energías más limpias. “Emiratos Árabes, Arabia Saudita, los países petroleros, están como locos montando plantas de aluminio para diversificar su economía y aquí las estamos destruyendo”, dijo.