Traición a la patria, por Teodoro Petkoff
«Actos como este levantan la autoestima nacional», dijo Chávez, ufano y lleno de orgullo, al inaugurar la gigantesca planta de Petrozuata, en Anzoátegui. Tiene razón el presidente. Actos como ese levantan la autoestima nacional. En cambio, lo que tumba la autoestima son cosas como pasarse al menos cinco años denunciando la APERTURA PETROLERA como «traición a la patria» y amenazando, con el estilo buchipluma-no-más que le es característico, con revisar los contratos de la Apertura. Sin embargo, ahora que comienza a fructificar esta, y surgen los grandes complejos industriales, el mismo Chávez que la satanizaba, infla el pecho e incluso, haciéndose el pendejo, deja deslizar la impresión de que se trata de resultados de su propia gestión. Bueno, para ser justos, parcialmente sí lo son, en el sentido de que, a pesar de la paja que se hablaba, se tuvo el buen sentido de respetar los contratos y permitir su concreción. A Chávez, ya se sabe, hay que mirarle las manos y no la boca.
El jueves, en su cadena, el presidente piensa explicar, así lo anunció, cómo es que se transforma el petróleo pesado en liviano. En honor a la verdad, ese aspecto pedagógico de sus charlas es lo menos criticable de ellas, pero pensamos que tal vez sería igualmente útil para el país que el profesor Chávez explique cómo fue que llegaron esos grandes capitales transnacionales al negocio petrolero venezolano. Que explique qué son los «convenios operativos» y los «contratos de asociación estratégica», mediante los cuales Pdvsa se asoció con algunos de los grandes nombres del petróleo mundial para valorizar aún más nuestro principal recurso natural. Que explique, en fin, el significado de la Apertura Petrolera. Podría Chávez, igualmente, en un acto de nobleza que lo honraría, pedir excusas a Luis Giusti, el hombre que dirigió el proceso de la Apertura, por todas las calumnias que desde el gobierno fueron lanzadas sobre él.
¿Sería demasiado pedirle al presidente que así como él reclama, con razón, atención de los medios de comunicación para actos como el de Sincor y Petrozuata, tuviera él, a su vez, la mínima gentileza de reconocer la contribución de otros venezolanos a los logros de hoy? ¿Sería demasiado pedirle, también, que recordara que la primera piedra de Sincor y de Petrozuata fue colocada por el presidente Caldera? Como ves, Hugo, la historia no comienza contigo.