Transformarse culturalmente, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
¿Qué importancia tiene la cultura de una empresa? Definitivamente mucha, pues se trata del conjunto de valores, ideales, actitudes y objetivos que caracterizan a una compañía y, en muchos sentidos, se convierte en parte de su identidad. Es decir, define la personalidad de una organización, así como su ideario.
Y, por ello, es crucial para los negocios, ya que esa cultura se ve reflejada en cualquier acción que lleven adelante los empleados. Desde cómo dirigirse a los clientes, hasta sus propios compañeros; pasando por las prioridades de la empresa.
Esto obliga a que sea sólida, pero, sobre todo, fuerte. Y es a lo que debería aspirar toda compañía. Sin embargo, en los últimos años -y, sobre todo, a raíz de la pandemia, donde la manera de trabajar cambió drásticamente en un abrir y cerrar de ojos- hemos visto como la transformación cultural ha ido también ganando terreno dentro de las empresas.
La causa no hay que buscarla muy lejos: la transformación cultural hace referencia al compromiso que tienen los líderes de una empresa para cambiar la cultura de su organización y adaptarla a los nuevos tiempos. Y estos nuevos tiempos están colocando un gran peso sobre las compañías, que han tenido que redefinir sus objetivos y cultura de trabajo.
Pero en estos casos es importante para el negocio crear un balance entre las cosas tangibles y las intangibles, aunque el foco debe estar puesto en estas últimas, en vista de que las cosas que pueden verse y tocarse son fácilmente identificables.
No obstante, con las intangibles no ocurre lo mismo y, en muchas ocasiones, son las más importantes dentro de la cultura empresarial. Se refiere a los valores que quieren promoverse, las ideas y hasta las creencias de lo que es o no correcto a la hora de enfrentar el trabajo de la compañía.
Tomando esto en cuenta, el punto de partida para emprender esa transformación y lograr una buena cultura empresarial es determinar la misión y visión de la empresa y crear una estrategia que conduzca a ella. Por eso es clave determinar cuáles son los valores que regirán el ámbito laboral y hacia dónde deben estar dirigidos.
Ese proceso, además, debe tener como principal foco que una fuerte cultura empresarial puede contribuir substancialmente al éxito a largo plazo de las organizaciones al guiar el comportamiento y dar significado a las actividades.
Así que los beneficios de las culturas empresariales fuertes son muchos: atraen, recompensan y mantienen el apego de la gente que desempeña roles esenciales y cumple con metas relevantes.
También contribuye a mejorar el desempeño y productividad de los integrantes de la empresa, optimiza procesos, aumenta la confianza y mejora la comunicación. promueve el compromiso de los empleados y genera un sentimiento de pertenencia.
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Pero no hay que perder de vista que en momentos esas transformaciones pueden tropezarse con piedras en el camino. Cuando una empresa está naciendo es más sencillo determinar las políticas culturales de la misma, por cuanto todo es nuevo. Sin embargo, cuando ya es un negocio constituido, debe tomarse en cuenta la tradicional resistencia que producen los cambios.
Así que no es conveniente cambiar las reglas de un solo golpe. Hay que siempre procurar que la transición a esos nuevos valores no sea traumática y, de esta forma, se logre con éxito la transformación cultural empresarial.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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