Tras deportaciones en Chile, medios chilenos destacan labor de inmigrantes venezolanos
Los venezolanos que fueron víctimas de la medida de deportación tomada por el gobierno de Chile también tienen voz en el asunto. Perjudicados por una decisión política, se ven obligados a regresar a Venezuela, país del que huyeron en busca de oportunidades, ante un cerco impuesto por una crisis económica, social y política que pone techo a sus condiciones de vida
En las últimas semanas se ha intensificado la tensión migratoria en Chile, tras la última ola de inmigrantes -principalmente venezolanos- que intentaron ingresar al país por vías ilegales, lo que conllevó a la deportación de más de 100 personas el pasado 10 de febrero.
El gobierno de Sebastián Piñera tomó la decisión de reforzar sus políticas migratorias, en un intento por frenar la inmigración ilegal a su país, una postura que ha desatado polémica en la región, que ha sufrido el impacto de la movilidad migratoria venezolana en los últimos años.
Ante esta situación, algunos medios en Chile han destacado el impacto positivo que han causado los venezolanos en la nación andina. Este fue el caso de Litoral Press, que publicó un reportaje en el que resaltan la labor de 20 inmigrantes venezolanos influyentes en el país.
El medio eligió a venezolanos que se han hecho un nombre en distintas áreas de importancia en Chile: académicos, médicos, ejecutivos y emprendedores. Todos aportan en materia económica, social y cultural al país que los acogió.
Como representantes del ámbito académico figuraron el economista Juan Cristóbal Nagel, la socióloga y demógrafa Marinella Mazzei, el educador Alfredo Gorrochotegui Martell y la médico neurólogo Lucía Graterón, quien funge como directora académica de la Escuela de Psicología en la Universidad de Los Andes.
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Entre los ejecutivos destacan el abogado Julián Nebreda, presidente de la Unidad Estratégica de Negocios para Sudamérica de AES Corporation; el administrador de empresas Leonardo Caserza, director de desarrollo de negocios de Vértice Soluciones; la periodista Marjuli Matheus Hidalgo, directora de contenidos digitales en Iberoamericana Radio Chile; y el ingeniero industrial Enairo Urdaneta-Ponte, gerente de desarrollo de negocios en el Banco BCI.
Los médicos que se hicieron espacio en esta lista son la pediatra Jackeiby Terán, del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio; el experto en urología oncológica y cirugía robótica, Arquímedes Rodríguez Clarín, de la clínica Indisa; la cirujana Mónica Hernández, en el Centro de Salud Familiar Dr. Fernando Maffioletti; y el cirujano oncólogo y mastólogo Alejandro Briceño, médico adjunto del Hospital Clínico Regional de Concepción.
Y en cuanto a los emprendedores, incluyeron al chef Sumito Estévez, duseño del espacio gastronómico Sumo Gusto; el empresario gastronómico César Arcay, cofundador y copropietario del restaurante Pastas Nenetta, el emprendedor Alberto Luis Rodríguez, socio fundador de la empresa de inversiones y holding Via Parku; el ingeniero civil Edgard López, consultor comercial y técnico para varias empresas; los ingenieros en sistemas y computación, Carlos Sánchez y Roberto Sánchez, dueños y fundadores de Autana Food & Drinks; además de la administradora María Migdalia Ramírez y el ingeniero civil Miguel Brito, fundadores de panaderías Bienmesabe.
El reportaje relata la historia de María Ramírez y su marido, Miguel Brito, que encontraron una oportunidad en Chile a mediados de 2014. Ramírez empezó a ganarse la vida haciendo empanadas y en 2016 buscaron un local para instalar una panadería, que se convertiría en Bienmesabe, empresa con dos locales.
También destacó a Enairo Urdaneta-Ponte, quien llegó al país en 2009 y garantiza el nivel de preparación de sus connacionales. «Somos gente muy preparada, con las mejores escuelas y empresas. Los países pueden beneficiarse de eso», aseguró a Litoral Press.
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Desterrados de Chile, sin opción a réplica
Los venezolanos que fueron víctimas de la medida de deportación tomada por el gobierno de Piñera también tienen voz en el asunto. Perjudicados por una decisión política, se ven obligados a regresar a Venezuela, país del que huyeron en busca de oportunidades, ante un cerco impuesto por una crisis económica, social y política que pone techo a sus condiciones de vida.
Ricardo Meléndez, un joven de 19 años, relató su experiencia a BBC después de ser despertado en el refugio sanitario en el que se encontraba para ser trasladado a un aeropuerto y abordar un avión que partiría de regreso a Venezuela.
«Me sentí como un delincuente. Me arrancaron el corazón», expresó para luego relatar las vicisitudes que tuvo que atravesar en su intento por emigrar a Chile.
Meléndez vivía en Medellín desde 2020. Inició su travesía a pie el pasado 8 de enero, con un amigo que decidió terminar su recorrido en Lima, Perú. «Parte del viaje fue caminando. A veces me daban un aventoncito, me montaba a una gandola, o mi hermano me ayudaba con algo del pasaje», contó.
El venezolano llegó a su destino, Colchane, en la frontera entre Bolivia y Chile, el pasado 30 de enero, tras 22 días de viaje. En esta localidad se toó con más de 300 personas que también optaron por emigrar a pie.
Junto a otros venezolanos, tomó la decisión de caminar el desierto para ingresar a Chile. «Caminé otras siete horas por ese desierto, sin agua, sin comida, sin nada», afirmó. En su trayecto, se topó con el conductor de una gandola, que le advirtió que no sobreviviría si seguía esa ruta y le convenció de regresar a Colchane en su gandola.
«Cuando llegué a Colchane, vi una enorme cantidad de venezolanos. Me dijeron que uno se podía autodenunciar con los carabineros y ellos te daban apoyo para llamar a un autobús y llevarte a un refugio. Me autodenuncié el lunes paasdo, entregué los documentos y firmé un libro donde quedaba registrado», dijo.
Durante su espera de cinco horas durmiendo en el piso, presenció la muerte de dos migrantes de por hipotermia. Finalmente llegó su turno de subir al autobús y pasó por la aduana, donde revisaron sus maletas para dirigirse hacia un refugio sanitario en Iquique, al noreste de Chile.
Tras permanecer por dos días en ese refugio, le aplicaron una primera prueba PCR de despistaje, cuyo resultado fue negativo, por lo que fue trasladado a otro refugio con otros migrantes sin covid-19.
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Durante este proceso, funcionarios de la Policía de Investigación de Chile (PDI) arribaron al lugar y dijeron a los migrantes que iban a crear un «registro de venezolanos» para otorgarles un pasaporte sanitario y un carné de movilidad, con lo que no tendrían problemas para trasladarse.
«Todos estábamos contentos, madres, hijos, abuelos dando todos los requisitos, todos los datos que ellos te pedían. Dijeron que en dos días volvían con el pasaporte sanitario y con el certificado móvil. No vinieron», aseveró Meléndez.
Al tercer día de espera, llegaron las autoridades a las 2:00 am. Llamaron a todos los migrantes del refugio y les solicitaron sus papeles, que otorgaron al pensar que se trataba de un requisito para recibir los documentos migratorios prometidos.
En realidad, los estaban llamando para firmar un acta de expulsión, en medio de la oscuridad y sin poder leer con detenimiento la hoja. «No te dejaban nada. A algunas personas les decían: aquí tienes que poner que ‘no’ o que ‘sí’. Eso fue un engaño», lamentó.
Cuando culminó el proceso de firmas forzadas, uno de los funcionarios de la PDI les dijo: «felicidades, ya pueden regresar a su país», tras lo cual los demás oficiales empezaron a aplaudir. «No entendíamos nada».
Así pusieron fin a la esperanza que tenían Meléndez y otras decenas de venezolanos de encontrar un futuro mejor en Chile. Entre llanto y lágrimas de familias enteras, fueron forzados a abordar autobuses y trasladados a la Fuerza Aérea de Chile, les dieron un traje blanco de bioseguridad, tomaron sus cosas y todos subieron al avión.
«Los sueños de todos se habían acabado. Cuando el avión despegó, yo sentí como me arrancaban el corazón. Los sueños no los cumplí, no pude ver a mi hermano», narró.