Trump, la dinámica política hecha gobierno (I), por Ángel Monagas

La oposición al presidente Donald Trump, grita a los cuatro vientos que en Estados Unidos hay caos e incluso, algunos a lo interno de su propio partido se muestran ansiosos y preocupados.
El presidente en cuestión no parece atemorizado por los «quejidos», para él agónicos de lo que según sus colaboradores más cercanos como Elon Musk está muriendo y es normal que lo que ha prevalecido tanto tiempo, no desaparezca en silencio. Por ello, Trump redobla sus esfuerzos y cada día sorprende con nuevos movimientos.
Trump no plantea un cambio de estructuras administrativas de gobierno, sino un nuevo estado, una nueva cosmovisión del ejercicio de poder al frente del ejecutivo.
Es fácil decirlo. Difícil y quizá hasta imposible hacerlo, sería prematuro y atrevido de mi parte asegurar el éxito de una gestión que en menos de dos meses causa sensación de un año.
El mundo no está cayendo. Simplemente la inmensa burocracia federal se está desmantelando.
Colateralmente la alianza transatlántica está bajo tensión, las bolsas se desploman ante los vaivenes arancelarios.
El temor invade. El cierre del gobierno no deja de ser inminente.
¿Y Trump qué dice?
El haber transformado un estado paquidérmico, en muchos casos corrupto o sospechoso de serlo como el tema de la Usaid, apenas ha rozado su popularidad. La coyuntura política es otra. Completamente distinta y los dos partidos bajo los cuales rige este país, dibujan escenarios sobre las consecuencias.
El silencio del liderazgo demócrata
No es que preocupa. Inquieta. Probablemente una voz en contraposición pudiera lograr derrumbar el avance de Trump. Nadie en ese nivel quiere jugar posición adelantada: ¿Por qué ustedes no lo hicieron? Preguntará el electorado de ambos bandos.
¿Qué quiere el elector estadounidense?
Acción. No toleran la pasividad. El sueño de todos los presidentes anteriores cuando llegaron al gobierno. El tiempo apremia, se requiere velocidad, impulso.
Aunque no compartan todos sus principios, reconocen en Trump la valentía de un hombre para intentar resolver fenómenos, problemas, de larguísima data.
¿Será Trump el mandatario que regrese a hacer del estado un aparato eficaz y eficiente, que suena igual pero no es lo mismo?
La esperanza: La era dorada
Como un hombre de negocios que aprendió a hacer política anunció en el discurso ante el Congreso, que los ciudadanos deben «prepararse para un futuro increíble, porque la era dorada de Estados Unidos acaba de comenzar».
Trump allí peca de político tradicional. Debe hacerlo es cierto. Lo que habría que entender primero es la definición de lo que significa «Estados Unidos». Un país fundado por «inmigrantes» ¿A quién le pertenece?
Trump solitario en la pista, debe estar constantemente mirando por el retrovisor. Sus únicos logros: el tema del cruce fronterizo que se ha reducido y el anuncio de fuertes inversiones extranjeras.
Trump es imagen de confianza, de fortaleza…
No olvidemos que son 4 largos años.
¿Habrá consecuencias?
Diversos analistas y medios diariamente emiten sus comentarios y anuncian el pago de un alto costo en las próximas elecciones y repito aún no aparecen las contrafiguras que enfrentarán el ataque al gobierno del partido demócrata.
Para muchos el asombro se nutre del desmantelamiento por parte del gobierno de un orden ancestral y la vulneración de la separación de poderes.
Las consultas públicas muestran moderación por parte de los ciudadanos, no obstante que Trump es menos popular que todos los presidentes anteriores, salvo su primera gestión. Muchos analistas señalan que terminó la luna de miel y su indulto a los que tomaron la Casa Blanca no agradó.
La economía es el punto de quiebre
El fantasma de un ex presidente vuelve a aparecer.
«La economía, estúpido» (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Luego la frase se popularizó como «es la economía, estúpido» y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales.
Los electores de Trump empiezan a manifestar su molestia y ven insuficiente su dedicación a la economía. Cierto que es muy poco tiempo para esperar resultados, pero eso no fue lo que se dijo en la campaña. Aún la sangre no ha llegado al río. El promedio de los sondeos de opinión lo equilibra y la gente confía en que algo va a suceder.
En el partido republicano los líderes en sus distintos estratos están preocupados porque una «ola de descontentos» aparezca.
De hecho, dadas las angustias se suspendieron las reuniones públicas de los representantes. La prensa no es complacida y el propio presidente emite regaños y fuertes advertencias a algunos de sus inquisidores mediáticos.
El ejercicio de la política no es una línea recta y se esperan más medidas de reducción de empleados públicos y otros aranceles. Una revista especializada y no proclive al ala demócrata señala: «El informe de empleo fue estable, pero ligeramente inferior a las expectativas, ya que el desempleo aumentó. La inflación ha aumentado y la confianza del consumidor ha disminuido. Los funcionarios de la administración han presentado estos acontecimientos como un ajuste de corto plazo para un mejor futuro económico, ya que las empresas se ven incentivadas por los aranceles, la desregulación y la producción de energía para crear más empleos en el sector privado nacional».
La ruta de Trump:
Vienen más dificultades y para muchos el presidente hace planteamientos contradictorios.
Quiere impedir, por ejemplo, la inmigración de venezolanos a Estados Unidos y por eso de una u otra manera «negocia» con el gobierno de Maduro y, por otro lado, aplica sanciones y ordena retirar entre otras empresas a Chevron lo cual hace difícil que el país Venezuela encuentre alguna desembocadura a su crisis económica y ello evidentemente motiva a los venezolanos a huir de un país que no ofrece garantías.
Los representantes republicanos manipulan el sentimiento venezolano y ocultan la realidad: ¿Cómo creer en un ajuste de estatus para nuestra gente cuando hasta el mecanismo de TPS se eliminó?
*Lea también: Trump: Lo bueno, lo malo, del discurso del 4 de marzo, por Ángel Monagas
Eso no es serio por parte de congresistas, senador y líderes republicanos.
¿Cómo lograr legalidad migratoria cuando el proceso de Parole humanitario que permite controlar las entradas y hasta escoger las solicitudes mejores aspirantes para una nación, de entrada, se suspende y deja en el limbo a miles?
Lo que sí estamos claros es que ninguna de las dificultades planteadas, impedirá que Donald Trump siga la ruta para lograr lo que él considera su legado a las nuevas generaciones.
Ángel Monagas es abogado y comunicador.