TSJ ratificó condena contra policías que asesinaron a joven durante protestas de 2017

Christian Humberto Ochoa Soriano, un estudiante de ingeniería eléctrica de 22 años, falleció tras ser herido con disparos de perdigones en piernas y abdomen, al sur de Valencia, por dos policías de Carabobo cuando reprimían una manifestación cerca de su casa
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ratificó este lunes 7 de marzo, en una decisión de la Sala de Casación Penal, una condena a 22 años de prisión contra dos exfuncionarios de la Policía de Carabobo por la muerte del joven Christian Humberto Ochoa Soriano, ocurrida durante las protestas antigubernamentales de 2017 en ese estado.
En la ponencia escrita por el presidente del TSJ, Maikel Moreno, se ratificaron los 22 años de condena contra Gerson Alberto Quintero y Jhonny José Azocar Gómez, expolicías de Carabobo, por los delitos de homicidio intencional calificado con alevosía por motivo fútil y uso indebido de arma orgánica.
La decisión se produjo tras un recurso de casación interpuesto por los abogados de Quintero y Azocar ante la decisión de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de Carabobo, con el objetivo de declarar sin lugar la condena que ya había hecho un tribunal de ese estado.
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Christian Humberto Ochoa Soriano, un estudiante de ingeniería eléctrica de 22 años, fue herido el 27 de abril de 2017 con disparos de perdigones en piernas y abdomen en la calle Los Magallanes (parroquia Miguel Peña, al sur de Valencia) por los policías cuando reprimían una manifestación cerca de su casa.
Según testigos, el joven se encontraba en su casa en compañía de otra persona, cuando escuchó el alboroto y decidió salir a la calle. Tras ser herido, Ochoa Soriano fue trasladado a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera, donde falleció producto de las heridas.
“Al ver la actitud hostil que tenían -los agentes de PoliCarabobo- se arrodilló y se puso las manos en la cabeza. Le pidió que no le hicieran nada pero, en respuesta, supuestamente, recibió un disparo de perdigones a quemarropa en el abdomen. También una herida de bala en una pierna”, contó Eleazar Guerra, padrastro del joven, al diario El Carabobeño el día siguiente de su muerte.