• TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro
  • TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro

Últimas vacaciones, por Omar Pineda



0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

Últimas vacaciones
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
Omar Pineda | @omapin | octubre 12, 2021

Twitter: @omapin


La tarde que tío Manuel dijo que le habían robado unas cabras, mamá se refugió en el cuarto y se puso a llorar. Máximo aprovechó el pequeño desajuste emocional para anunciar como si fuera un presagio: “ahora sí que nos jodimos…”, dejando adrede que se consumiera la pausa a fin de subrayar la ocultación de lo que revelaría a continuación: “…mucho que le tocó a papá para lidiar con lo de su hijo para que venga a pasar esto ahora”.

Noté que mis hermanos comprendieron, callaron y se marcharon a sus habitaciones; pero yo con la desventaja de ser el pequeño, con lo cual me veía obligado a formular a menudo las preguntas incómodas, lo interpelé “¿de qué hablas?”. Máximo sin considerar el hecho de que la duda provenía de un niño de nueve años, protestó “verga, hermano, que si eres quedado”. No obstante se dignó en responder: “como pasó con Pedro Adán, el hijo de tío Manuel… tu primo pues”. Lo entendí a medias y me cobijé en la imagen del primo. En casa se hacía lo imposible para que su nombre no se pronunciara en nochebuena ni en cumpleaños y mucho menos en los velorios familiares.

Antes que primo, Pedro Adán fue el aliado en esa etapa feliz de mi infancia cuando me enviaban a pasar vacaciones a Santa Bárbara del Zulia. Con Pedro Adán (tenía fijación por su nombre y no aceptaba que le llamaran Pedro, a secas) aprendí a sobrellevar el ambiente sofocante del sur del lago, como también a montar a caballo, ordeñar vacas, pasar las tardes comiendo maduros (plátanos), bañándonos en el río y hasta fritando patacones que para los días de mis visitas eran el plato preferido, junto a las mandocas de tía Ángela, con queso de año rayao y caraotas refritas.

Aunque me llevaba un año, yo lo superaba en conocimientos. Pero obviamente el primo me dominaba en fuerza y destrezas. Para justificarse razonaba de manera cuestionable: de qué sirve saberse la tabla de multiplicar si en el mundo donde se desenvolvía lo único que se precisa es tener los ojos abiertos y, sobre todo, coraje.

Y Pedro Adán cumplía con esos requisitos, ya que reaccionaba con malcriadez a la gente, añadía más insultos al insulto que le proferían, y si alguien lo amenazaba, mi primo estallaba como volcán y se le encimaba con tal furia que yo permanecía en silencio y sin moverme. Entonces Pedro Adán, encima del otro, se daba el lujo de voltear hacia mí y aconsejarme: “mirá, primo, esto es lo que hay que hacer antes que un coñito de verga te quiera montar la pata”. Pero a pesar de esos días felices, nada de eso me parecía normal e intuía que algo no iba bien en la cabeza del primo. Sin embargo terminaba convencido de que se trataba de un muchacho audaz y temerario que poseía un carácter explosivo. Punto.

*Lea también: ¿Para qué vivimos?, por Fernando Mires

Años después, cuando regresé a Santa Bárbara para disfrutar las vacaciones de sexto grado, mi alegría se estrelló con la noticia de que el compinche de juegos y aventuras se hundía en la melancolía. “Lo que pasó fue que tu primo se cayó en febrero de lo más alto de una mata de mangos y se golpeó la cabeza”, resumió con desconsuelo tía Angela para, seguidamente, bajar la voz a límites en los que ni yo mismo alcanzaba a oírle: “ahí está en su cuarto, pero tenéis cuidado porque está medio mal de aquí”, llevándose el índice a la altura de la sien y girándolo como si apretara un tornillo, con lo cual confirmaba mi sospecha, la que nunca le revelé porque mencionarla era como un acto de alta traición, de que el primo estaba tocado.

Entré al cuarto y encontré a Pedro Adán recostado de la cama, con aspecto lastimoso. Me observó con sensación de hastío, y antes de que le saludara preguntó “¿te viniste en caballo? Sonreí y traté de disimular, rindiendo la devoción debida a los tantos días que jodimos. Le pregunté a su vez “entonces, primo, ¿nos vamos al Vigía a comer maduros?, pero era evidente que no le hablaba a la misma persona. Su cuerpo lo habitaba alguien callado que miraba hacia delante, fijamente, haciendo gestos vagos con la cabeza e instalándose en prolongados silencios que me desorientaban. Mientras yo seguía allí de pie, como aturdido, intentando de ser afable, mi primo parecía estar de vuelta, como si hubiese atravesado otros mundos y el trayecto habría sido para él una especie de viaje hacia el olvido.

“Pedro Adán”, dijo al fin y saboreó su nombre como si tuviera un sabor que le gustara: “Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán, Pedro Adán… ¿cuándo coño se va a gastar el nombre de Pedro Adán?” Mientras sentía el sol que atravesaba la ventana y reverberaba con fuerza sobre mi espalda, apenas pude responderle con una sonrisa que ni siquiera había preparado para soportar las inclemencias de esa nueva realidad. Sentí que se apoderaba de mí la triste desdicha de que mis vacaciones habían terminado. Le dije “ya vuelvo, primo”, salí de la habitación y le dije adiós a mi infancia.

Omar Pineda es periodista venezolano. Reside en Barcelona, España

Post Views: 2.486
FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail
0
Comparte
  • Compartir en Facebook
  • Tuitealo

Crónicas ClandestinasOmar Pineda


  • Noticias relacionadas

    • Un preaviso tardío, por Omar Pineda
      junio 28, 2022
    • Secretos, por Omar Pineda
      junio 21, 2022
    • Movie, por Omar Pineda
      junio 14, 2022
    • Trucos para dejar de fumar, por Omar Pineda
      junio 8, 2022
    • Qué linda es Chini, por Omar Pineda
      mayo 31, 2022

  • Noticias recientes

    • Bahamas pide a EEUU levantamiento de sanciones petroleras a Venezuela
    • 51 presos murieron y varios resultaron heridos tras incendio en cárcel colombiana
    • Habitantes de Los Olivos II de Barquisimeto reclaman por deficiencias en servicios públicos
    • Ponen fin al proceso judicial en contra de los cinco activistas de la ONG Azul Positivo
    • Autoridades anuncian llegada por nororiente del ciclón tropical a las 2:00 am del #29Jun

También te puede interesar

¡Quieto en la acera!, por Omar Pineda
mayo 24, 2022
Cambio de piel, por Omar Pineda
mayo 17, 2022
Safari, por Omar Pineda
mayo 10, 2022
Yo solo pasaba por ahí, por Omar Pineda
mayo 3, 2022
  • Portal venezolano fundado por Teodoro Petkoff, comprometido con la verdad, ejerciendo la libertad de expresión. 21 años ofreciendo actualidad informativa, reportajes, investigaciones, análisis y opinión.

  • Contacto: [email protected]

    Síguenos
  • Noticias

    • Bahamas pide a EEUU levantamiento de sanciones petroleras...
      junio 28, 2022
    • 51 presos murieron y varios resultaron heridos tras...
      junio 28, 2022
    • Habitantes de Los Olivos II de Barquisimeto reclaman...
      junio 28, 2022

  • A Fondo

    • Lucha contra "mafias hospitalarias" arrastra a médicos...
      junio 27, 2022
    • Rodrigo Uprimny: Triunfo de Petro da oportunidad a salida...
      junio 26, 2022
    • Con Gustavo Petro, Nicolás Maduro ganó un nuevo aliado,...
      junio 26, 2022

  • Opinión

    • La crisis del centro político en las democracias occidentales,...
      junio 28, 2022
    • Colombia: ¿un mar de incertidumbre?, por Félix Arellano
      junio 28, 2022
    • Hagamos política, por Omar Ávila
      junio 28, 2022


Diseñado y Desarrollado por Binaural
  • TC
  • Noticias
  • +Vistos
  • A Fondo
  • Lo Nuestro
  • Opinión
  • Migrantes
  • Fuera de Agenda
  • Multimedia
    • En video
    • Podcast
  • Nosotros
    • Nosotros
    • Teodoro
Presione enter para comenzar su búsqueda