Un Korrupto en Unasur, por Teodoro Petkoff
Aunque hasta ahora Unasur ha tenido un desempeño más bien opaco y poco trascendente, el propósito que le dio origen planteaba una interesante perspectiva de avance en el camino de la integración suramericana. Sin embargo, la decisión de ayer de designar Secretario General del organismo a Néstor Kirchner tiene todos los visos de marcar el principio del fin de lo que parecía una prometedora iniciativa.
Lo que más impresiona es la absoluta falta de respeto por sí mismos y por sus pueblos de los gobiernos del subcontinente. Las razones que movieron a cada uno de los presidentes tal vez forman parte de los complicados juegos diplomáticos entre sus cancillerías, y cada uno tendrá pronta una justificación de su proceder, pero ninguno de los mandatarios ignora que el señor Kirchner es un ladrón de siete suelas, investigado por la justicia de su propio país, sobre quien pesan denuncias muy concretas y específicas acerca de los sucios negociados que caracterizaron su presidencia y luego la de su esposa. A plena conciencia, pues, los presidentes suramericanos designaron como Secretario General de Unasur a un corrupto convicto y confeso. Su propia declaración jurada de bienes constituyó motivo de escándalo en Argentina, dada la prodigiosa multiplicación de su fortuna en los últimos años. Nadie en Argentina abriga la más mínima duda de que la familia presidencial tiene un nutrido prontuario delictivo.
De allí que la decisión de Unasur viene a ser muestra cabal de la tremenda hipocresía que alimenta los discursos de esos señores contra la corrupción administrativa.
Precisamente en estos mismos días, un ex embajador de Kirchner en Caracas explicó ante un tribunal en Buenos Aires los negocios sucios del ministro kirchnerista Julio De Vido y del conocido mafioso Claudio Uberti, ambos funcionarios de los dos Kirchner, con hombres de negocios y funcionarios oficialistas venezolanos. Como si fuera poco, el propio Antonini Wilson ha confirmado lo de las gruesas comisiones que se repartían entre los pillos argentinos y los venezolanos. En nuestro país ha estallado recientemente el guiso de la repotenciación de Macagua I, entregada a dedo a un consorcio kirchnerista que se ha robado más de 300 millones de dólares y no ha añadido ni un kilovatio a la generación de energía de esa represa. ¿Los presidentes suramericanos no saben nada de esto? ¿No leen los periódicos? ¿Sus embajadores en Buenos Aires y en Caracas no les informan nada? Preguntas retóricas, porque es obvio que saben todo pero actúan según la pauta de que entre bomberos no se pisan las mangueras.
Esto, sin hablar de lo que significa colocar al frente de Unasur a un político tan mañoso y tan sectario como K, especialista en toda clase de martingalas y triquiñuelas, vinculado a algunas de las peores causas del continente. Unasur dio un paso hacia el suicidio. Ahora, se les advierte a los presidentes que deben estar muy atentos en las reuniones del organismo. Si se descuidan Kirchner les roba hasta las billeteras.