Una de las últimas de Pedro Carreño, por Simón Boccanegra
La verdad es que si Pedro Carreño no existiera habría que inventarlo. Hubo un vicepresidente de los Estados Unidos, Dan Quayle, que se hizo famoso por las burradas que decía; Reagan tampoco se las ahorraba y con Bush a los humoristas de su país no les alcanza el tiempo para burlarse de sus continuas muestras de ignorancia y déficit mental, pero como nuestro minpopopinjust no hay dos. Este sí es verdad que está sobrado en materia de frases inmortales y de argumentaciones estrambóticas.
La última es esa de que los motines en las cárceles, con su horroroso caudal de muertos y heridos, son obra de la oposición, son parte de un “plan” para “desestabilizar” al gobierno de YoEl-Supremo. ¡Hay que ser caradura, carajo! Querer ocultar con esa afirmación el total fracaso de la política penitenciaria del “humanismo revolucionario”, amén de la responsabilidad personal del propio minpopop, en una situación que hace de las cárceles venezolanas las peores y más crueles del continente, no sólo es indignante sino absolutamente risible. Sin embargo, aunque parece un chiste, no lo es. Pedro Carreño dice eso porque lo cree. La cabeza no le da para más.