Una declaración bien poco diplomática, por Luis Manuel Esculpi
Autor: Luis Manuel Esculpi @lmesculpi
En medio de esta vorágine de sucesos que se solapan, se superponen unos acontecimientos tapan otros. A través de las redes sociales, Twitter, Instagram, Facebook, WhatsApp entre otras, circula todo tipo de información; muchas veces no ajustadas a la verdad. Los seguidores tenemos que invertir tiempo en «separar la paja del grano», lo real de la ficción. Los hechos de la invención.
La censura y la autocensura de los grandes medios de comunicación social favorecen el desconcierto y la confusión. Estar informado en la Venezuela actual exige emplear al máximo la capacidad de discernir. Afortunadamente algunos periodistas han creado grupos que trasmiten información verificada, contribuyendo a disipar la incertidumbre que el grueso volumen de rumores y noticias que recibimos genera en la opinión pública.
Sí el régimen tiene coherencia en algo es precisamente en su política comunicacional, no orientada a trasmitir «información veraz», sino al despliegue de una permanente campaña propagandística, para la que emplean todos los recursos a su alcance sin el menor recato, desde el uso de laboratorios para la guerra sucia; hasta el abusivo empleo del denominado Sistema Nacional de Medios Públicos es el principal ejecutor de esa política, para los voceros del régimen la mentira forma parte sustancial del contenido de su discurso.
La suspensión de las conversaciones recientes en República Dominicana demostró cuan falsas eran las declaraciones de la representación del Gobierno, en las ruedas de prensa expresaban insistentemente que se estaba a punto de alcanzar un acuerdo. A pesar que el curso de la negociación apuntaba en una dirección contraria, tal como posteriormente quedaría evidenciado.
En medio de la inmensa difusión de noticias suele ocurrir que declaraciones insólitas, poco diplomáticas y destempladas que se suceden con demasiada frecuencia por parte de los capitostes del régimen y sus adláteres pasan desapercibidas, pese a la gravedad de sus contenidos.
Mientras los gobiernos de Colombia y Brasil están adoptando medidas preventivas dado la preocupación por el éxodo masivo de venezolanos hacia sus respectivos países, uno de los pocos diplomáticos del régimen, de esos funcionarios que mutaron inexplicablemente del mundo democristiano a las filas del mal llamado » socialismo del siglo XXI «, quien formó parte de la representación gubernamental en las suspendidas negociaciones: Roy Chaderton, tal vez contagiado por la tónica de la retórica de su jefe de delegación, en un programa de televisión mientras criticaba la política de Colombia con Venezuela, insinuó la posibilidad de una confrontación bélica con el país vecino, donde él fue embajador a principios del gobierno de Chávez.
En esa comparecencia, empleando el lenguaje y la fraseología gastada que ahora asume, afirmó de manera irresponsable: «De pronto se nos ocurre mirar hacia el sur-occidente, hacemos la fantasía de una salida venezolana hacia el Pacífico «. Esa entre otras bravuconadas, constituye una barbaridad proviniendo de un personaje que figura entre los más conspicuas figuras con trayectoria verdaderamente diplomáticas de la camarilla gobernante.
Quienes desatendieron olímpicamente la reclamación venezolana sobre el Esequibo, que nos planteaba entre otras exigencias, asegurar el objetivo estratégico para el país de garantizar la salida por el océano Atlántico, hoy se permiten fantasear de manera irresponsable y provocadora, mientras no fueron capaces durante todo el tiempo que tienen en el poder de atender debidamente las acciones derivadas de una reclamación histórica. Elucubración y desplantes de funcionarios que pretenden evadir la realidad, ante el rechazo de la comunidad internacional a sus absurdas pretensiones de conservar el poder, violando la Constitución, las leyes y normas más elementales de la convivencia democrática.
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