Una mala y otra buena, porSimón Boccanegra
Apegado estrictamente a su lógica de «a ver quién la tiene más larga», el gobierno organizó su concentración del sábado pasado en la avenida Bolívar. No parece necesario ponerse a sacar cuentas de cuánta gente había para percatarse de que el chavismo cuenta todavía con un importante respaldo popular. Esto debería servir de recordatorio a la oposición, que a veces confunde sus deseos con la realidad. También los que escribieron la consigna de la tarima, que rezaba «Chávez, un sentimiento nacional», deberían recordar que quienes se oponen a Chávez son parte de la nación y sus reclamos tienen que ser escuchados. ¿Dónde está lo malo? En que nuevamente tanto el gobierno nacional como los regionales apelaron al recurso de gastar grandes cantidades de dinero para facilitar el desplazamiento de sus adeptos en autobuses rentados, proveerlos de kits «bolivarianos» y cancelarles «viáticos». Al emplear fondos oficiales en el financiamiento de actos proselitistas se persiste en la funesta práctica de confundir partido y Estado, que tanto hemos condenado. ¿Y lo bueno? Ah, lo bueno sería que el sábado el Comandante anunció que desde ese día va a «concluir la etapa de las movilizaciones». ¿Podremos fiarnos de su palabra? Si así fuere, la patria y el hueco fiscal se lo agradecerán.