Una revisión oportuna, por Simón Boccanegra
Como en el caso de la mudanza de la misión militar de los Estados Unidos de Fuerte Tiuna, este minicronista considera también acertada la decisión de revisar el acuerdo militar con ese país, vigente desde 1946. No se trata de un tratado sino de una especie de carta de intención de la época, que reglamentaba la cooperación militar entre los dos países, pero firmada dentro de un contexto que ha cambiado dramáticamente. Nuevos tiempos (se acabó la Guerra Fría y ya eso es un giro copernicano) exigen redefinición de viejos tratados y acuerdos. Cuando en su primer gobierno, Caldera denunció el tratado comercial con Estados Unidos, hubo gente aquí que también creyó que venían los marines. Resulta que los propios gringos ya lo consideraban anacrónico. Igual es ahora. Contra lo que cree la izquierda borbónica, tanto la vernácula como la del continente, no se trata de ningún gesto «antiimperialista» sino de una mera modernización. Tampoco es, contra lo que cree la derecha sifrina, ningún gesto «inamistoso» hacia los Estados Unidos, sino una mera puesta al día de viejas normas, cubiertas de telarañas. ¿Que hay un fondo nacionalista en todo esto? Sí, y eso no es malo sino todo lo contrario.