Unión para un triunfo posible, por Simón García
Twitter: @garciasim
La intuición colectiva conduce, en esta jungla de incertidumbres, a una certeza: la unión de todas las fuerzas de cambio es imprescindible para ganar. Alcanzar ese objetivo y sobre todo trascender las fronteras de la oposición organizada para interesar a los ciudadanos maltratados por el gobierno, pero también por la política tradicional, son dos requisitos de una victoria que ya cuenta con una mayoría.
Pero se corre el riesgo que la primaria se reduzca a una convocatoria para una pura demostración de fuerza que puede concluir en la prueba de una debilidad. Todos saben que el modo de evitarlo comienza por suspender el intercambio de fuego amigo, proceda de la trinchera que sea. Y aún desde la línea de choque entre participantes en las primarias y quienes acuden a otros mecanismos.
Parece evidente que la unión de los partidos, cuya expresión más importante es la que promueve las primarias, necesita englobar también a fuerzas como el Lápiz, el MAS, Avanzada Progresista, Unión y Progreso, Cambiemos y muchos dirigentes independientes importantes en Estados y Municipios. Hay que llevar paz a la oposición para respaldar las acciones de encuentro con el país, incluido el creciente mundo del chavismo descontento.
Las primarias cambiaron su objetivo original debido a la decisión del gobierno de aplicar inconstitucionalmente las inhabilitaciones. Este y otros ventajismos van a arreciar en el último tramo de las primarias hasta lograr evitar su realización o reducirlas a un acto minoritario.
Por otra parte, las primarias no se han podido vincular a un debate sobre el modelo económico e institucional que debe impulsar una transición que mientras más se demore mayor será la destrucción país.
Se apuesta a escoger primero el conductor y luego acordar el rumbo. Podría ser, aun dentro de la duda que el orden de los factores altere la selección y el resultado. Pero, como así va, hay que intentarlo porque toda distracción de esfuerzos es contraproducente.
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Es innegable la tendencia mayoritaria favorable a María Corina, pero si la participación es baja el peso de las maquinarias partidistas puede colocar el triunfo en otras manos. Sea cual fuere el resultado, lo importante es que se respete el acuerdo firmado por todos los candidatos y que la Comisión Nacional de primaria cumpla las dos funciones que la justifican: asegurar que las primarias se realicen y convencer a quienes pierdan sobre la legitimidad del ganador.
El nudo que no hay que ignorar es que el periodo de luchas, presiones y negociaciones para que el poder autoritario levante las inhabilitaciones debe finalizar antes del lapso fijado por el CNE para inscribir los candidatos presidenciales. Ir más allá es abrir las puertas al abandono de la vía pacífica, electoral y constitucional.
Ante esa situación hay que tener un candidato que pueda participar, pueda unir a todos los venezolanos en torno a un plan de reconstrucción económica e institucional y pueda proseguir en la consecución de una victoria que es posible si la causa es un país y no una persona.
Cualquiera sea el destino que se labren los partidos, está naciendo una mayoría de venezolanos inclinada a asumir un papel más activo en las decisiones públicas. La irrupción de esa nueva ciudadanía puede pasar a ser un activo motor de los cambios. Pero hay que ayudar a que renazca la esperanza.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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