¿Van a meterle violencia a la campaña electoral?
¿Van a seguir con esto? Le lanzan una bomba lacrimógena al público aglomerado en la misa para CAP, en la iglesia de la Chiquinquirá; días después tiran el mismo tipo de bomba (que por cierto no se vende en las quincallas) en un acto de María Corina Machado en Turmero y para rematar la faena por estos días lanzaron bombas lacrimógenas en un mitin de Henrique Capriles Radonski en El Valle. Lo singular es que un sujeto integrante de un consejo comunal de la zona (ya se sabe que hace rato dejaron de ser lo que se suponía debían ser para asumir la nueva forma de bandas armadas del régimen) declaró al canal 8, con dos riñones, que «Esto es territorio chavista. Nosotros los consejos comunales, no autorizamos esta movilización, no tenían permiso. Nosotros no vamos a permitir que Capriles Radonski venga a violentar la zona». O sea, pues, que ahora, para entrar a determinados barrios hay que pedirle permiso a la banda de matones que usurpa los consejos comunales. Y esto es en la campaña de primarias de la oposición, imaginemos cómo será la cosa, si no se le pone un parao, en la campaña electoral donde se enfrenten gobierno y oposición. ¿Qué es lo que pretende el gobierno o el PSUV? ¿Esos son actos aislados o forman parte de una política que pretenden ir expandiendo con el paso del tiempo? La gente del gobierno sabe que en la oposición no existe un clima de camorreros ni buscapleitos, lo ha demostrado durante años, pero ya en el pasado ha dado muestras contundentes de que tampoco pone la otra mejilla.
Mejor es que amarren a sus locos, si es que la cosa no es «oficial», o la paren, si fuere una línea, porque si bien de este lado no hay lacrimógenas ni armas, existe una voluntad de no dejarse pecherear. No se equivoquen.