¡Vaya pa’ su ghetto!, por Simón Boccanegra
Por un lado sale María Cristina Iglesias negando que el gobierno esté botando trabajadores por haber firmado y por el otro sale Jesús Pérez diciendo que sí, que hay que botarlos o, por lo menos, ponerlos en puestos “históricos”, lo cual debe ser algo parecido a lo que hace Medina Rubio en la Biblioteca Nacional, que tuvo –hasta que renunciaron- a algunos de los mejores bibliotecólogos del continente repartiendo tickets de comida o sirviendo de recepcionistas. No porque estos cargos sean desdorosos sino porque un experto en libros raros y antiguos, graduado en filosofía, latinista y helenista fue contratado para atender el campo de su especialidad y no para portero de una biblioteca pública. De Jesús Pérez se dijo que su misión era la de hacer en el MRE la razzia que Chaderton nunca quiso llevar a cabo. Por su lenguaje parece que el rumor que lo acompañó tiene base. Al embajador que no coja línea pero que no despidan lo veremos de vigilante de las obras de arte que forman parte del patrimonio de la Cancillería. Lo cual, en el fondo, sería hasta suerte porque hace poco supe de una médico que ganó un concurso para un cargo en el INCE y no pudo asumirlo porque “lo sentimos mucho, pero usted firmó”. En otras palabras, vaya para Soweto, que ese es su lugar.