Venezuela contra el Sur, por Simón Boccanegra
¡Cuánta distancia hay de la retórica «sur-sur» (o como se decía antes: tercermundista), del discurso solidario con los países pobres, a la dura realidad del vil metal. Venezuela, junto a los demás integrantes de la OPEP (excepto Indonesia), se alineó con los poderosos de la tierra, con el G-8 y sus acompañantes, contra los países pobres y contra lo que ahora llaman «el pueblo de Seattle». Venezuela, dentro de la OPEP, rompió el frente de los 77 y se negó a aceptar la primera versión del Protocolo de Kioto sobre la reducción de las emisiones de gases que contaminan la atmósfera y son responsables del recalentamiento del planeta. Somos solidarios, sí, pero mientras no se metan con la limosna, aunque lo hagan con el santo. Los industrializados no quieren reducir los gases tóxicos y los petroleros, que les vendemos el petróleo, tampoco. El planeta, que se joda. Poderoso caballero es Don Dinero, escribió Quevedo. Cuidado y nos montan una vaina aquí los muchachos de Génova. Sobre todo para reclamarle a Chávez, quien dijo que había que oírlos, y no los oyó. (La segunda versión, suficientemente edulcorada para complacer a los poderosos y a los petroleros, sí la votamos, pero ya el daño estaba hecho.)