Venezuela en el laberinto de la malaria, por Marino J. González R.
Hubo una época en Venezuela en la cual se podía conocer el número de casos de malaria diagnosticados en la semana anterior. Esto es, los casos totales de malaria de acuerdo con los reportes recibidos de los servicios de salud a lo ancho y largo del país. El origen de esa práctica se remonta al año 1938, cuando se empezó a publicar el Boletín Epidemiológico. La justificación fue muy sencilla. Si se quería enfrentar el drama que significaba la malaria para los venezolanos, pues había que contar los casos. Había que comenzar por ahí.
La idea de contar y clasificar los casos de malaria, es decir, las personas enfermas, permitía saber dónde y en qué circunstancias se estaba produciendo la transmisión de la enfermedad. Y luego de comprender esas características, era posible ensayar alternativas de control. Esta fue la importancia del Boletín Epidemiológico al cual se fueron incorporando con el paso del tiempo otras enfermedades que requerían notificación.
Se puede imaginar la logística necesaria para que en un país que apenas se abría a la modernización, se pudiera elaborar cada semana el Boletín con la información recibida por telegramas. Como el propósito era informar a los responsables de los servicios, el Boletín se debía enviar de vuelta para que en cada sitio del país se tuviera la visión general del problema. Entonces, los que trabajaban en los estados llaneros podían saber los casos que se notificaban en los estados orientales, y viceversa. Esta inteligente rutina está en el corazón del éxito extraordinario que tuvo Venezuela en el control de la enfermedad a mediados del siglo pasado.
Esta práctica de conocer y publicar los casos semanales de malaria en Venezuela cesó a finales de 2016. El último Boletín Epidemiológico publicado, correspondiente a la semana 52 de 2016, se encuentra disponible en el sitio web del Observatorio Venezolano de la Salud. Se puede detallar en las páginas 23-27 la información sobre los casos de malaria de esa semana. También se puede observar en la página 24 que el número total de casos de malaria en 2016 fue 240.613, casi el doble que los registrados en 2015. Esta es la última cifra oficial publicada. Hace exactamente siete años.
En la actualidad, para obtener información sobre el número de casos de malaria en Venezuela se debe acudir a la Organización Mundial de Salud (OMS). El último informe de la OMS sobre el estado de la malaria en el mundo fue publicado en noviembre de 2023. Las cifras disponibles de Venezuela, al igual que las de otros países de América Latina, corresponden, tal como se indica en la página 124 del informe, a estimaciones, es decir, no reflejan estrictamente la contabilización de los registros oficiales. De manera que pudieran existir diferencias entre ambas cifras. También se debe destacar que las últimas estimaciones son del año 2022. Vale decir, las cifras son estimaciones de una situación que no es la actual.
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El gráfico muestra el número de casos de malaria por 100.000 habitantes en zonas de riesgo en los países de América Latina en 2022, de acuerdo con las estimaciones de OMS. Tres países no tienen datos incluidos en el informe: Cuba, Chile, y Uruguay. El número de casos de malaria de Venezuela es el más alto en la región, en términos absolutos (154.284) y relativos (1.090 por 100.000 habitantes). Nótese que la tasa de Venezuela es tres veces superior a la de Brasil, país que tiene casi cuatro veces más población en riesgo.
Estas ostensibles debilidades de los sistemas de información de malaria impiden el análisis de políticas de salud en el corto plazo. En la práctica sólo se pueden realizar análisis históricos de la evolución de la malaria. Cuando se sabe que es una enfermedad que tenía una población en riesgo de más de 150 millones de habitantes y más de 525.000 casos en América Latina en 2022. De especial relevancia es el hecho de que tres países de la región, Argentina, Paraguay y El Salvador no registraron casos en 2022. En Argentina el último caso de malaria estimado fue en 2010, en Paraguay en 2011, y en El Salvador en 2016.
Luego de décadas siendo un país pionero en el control de la malaria en el contexto global, Venezuela registra el peor desempeño de la región. Lamentablemente no es posible conocer, al menos por la información que se debe ofrecer regularmente a los ciudadanos, la situación actual (esto es, para la semana pasada) de la malaria en Venezuela. Y por supuesto, es mucho más difícil saber la efectividad de las políticas de control. La omisión de información, y la falta de seguimiento de políticas que de ella se deriva, es una combinación que solo lleva al fracaso. Las evidencias no pueden ser más contundentes.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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