Venezuela: La guerra civil en la independencia (y III), por Ángel R. Lombardi Boscán
«La caída de la Primera República señaló el final de la participación política amplia en Venezuela. A continuación, la lucha por el dominio político enfrentó a caudillos despiadados uno contra el otro. La disputa se hizo violenta en extremo, pues se produjo en una región donde se había desencadenado el odio racial».
Jaime E. Rodríguez O. en su libro: «La Independencia de la América Española» (1996), ya todo un clásico sobre el tema, establece que la independencia de la América hispánica no fue un movimiento anti colonial. El quiebre de la Monarquía como resultado de la invasión napoleónica en 1808 y la revolución política que representó el gobierno constitucional de tradición liberal en las Cortes de Cádiz, dieron la pauta de la disputa entre los americanos. Para unos el horizonte monárquico era indeclinable. Para otros, la idea de nación, la principal vanguardia.
Y al no haber los acuerdos y el respeto al marco institucional viejo y nuevo, la guerra civil fue una constante. En el caso de Venezuela, fue brutal. Doscientos mil fallecidos de una población de un millón de habitantes: el 20%. Agreguemos la desolación material del aparato productivo y la migración forzada hacia el extranjero.
Un nuevo Haití se instaló en Venezuela a partir del año 1813. Los blancos, sin apenas poder de fuego, alentaron el conflicto entre las castas. Primero lo hicieron los realistas y esto socavó los fundamentos de la Primera República con Miranda en el año 1812. A las castas se les utilizó bajo ambiguas promesas de redención social que nunca se concretaron.
Por el contrario, el canario Monteverde aupó a sus propios compatriotas a tomar las leyes en sus propias manos. El Partido Canario se hacía presente como uno de los más activos de la guerra civil en Venezuela. Monteverde se hizo el loco y nunca acató los dictados de la Constitución de Cádiz. Puede que sea el primer dictador en la Historia de Venezuela.
Su jefatura fue fugaz e impopular ya que las arbitrariedades se impusieron sobre los adversarios. Su represión, a pesar de todo, fue moderada si la comparamos con la de Bolívar (1813) y Boves (1814). Bolívar con un ejército de la Nueva Granada irrumpe sobre el occidente de Venezuela y le gana la carrera a los jefes orientales que tenían el mismo propósito de llegar primero hasta la capital, Caracas.
El Decreto de Guerra a Muerte del 15 de junio de 1815 fue una acción terrible que supuso pasar por las armas a todos los españoles europeos. Este nuevo reino del terror debía disuadir a la elite criolla sobre el acatamiento sin resistencias al nuevo caudillo e invitar a las masas a sumarse a este bando bajo amenaza y coacción.
La Segunda República (1813-1814) fue tan fugaz y más impopular que la anterior. Su oferta fue exclusivamente militar y represiva. Ni se ganó a la elite criolla y mucho menos a las castas. Además, la idea republicana siempre terminaba ahogada por la violencia de la guerra. El dictador Bolívar sucumbió tan penosamente como lo hizo el dictador Miranda.
«Las fuerzas realistas, al igual que los ejércitos republicanos, estaban constituidos por criollos; por tanto, tales divisiones en un territorio que, fundamentalmente, no estaba poblado por blancos, ofrecía los peores augurios para las clases altas».
Dice nuestro autor a quién le comentamos sus ideas sobre la Independencia de Venezuela: «Un impensado dirigente realista, José Tomás Boves, surgió para desafiar a los republicanos».
¿Quién fue Boves? Un asturiano pobre que vivió del contrabando en los llanos de Venezuela. Pudo haber sido republicano o monárquico. Unos oscuros agravios determinaron su cruzada personal atizando el odio social y étnico.
Su objetivo fue matar a todos los blancos. Y en esto siguió a Bolívar. Sólo que Boves apenas hizo distinción entre europeos y criollos.
Boves también fue un insubordinado. Lope de Aguirre conecta con José Tomás Boves. Mientras que para el primero la motivación de todos sus actos fue El Dorado, para el segundo y su «caballería infernal»: las tierras y propiedades de los blancos.
Ironía de la Historia: que un blanco europeo y de origen español haya acaudillado a los sectores populares. En cambio, el aristócrata Bolívar, apenas tuvo conciencia o la convicción de que el proyecto republicano pudiera servir para redimir a los pardos.
«Boves les daba rienda suelta en su pasión por el saqueo, el asesinato y la violación. Así, el terror republicano afrontó una respuesta realista igual de violenta. Venezuela tuvo que soportar ahora los peores aspectos de la guerra civil».
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No se vaya a creer que Boves tuvo un programa político. Boves fue tan rebelde como Bolívar para los criollos y españoles defensores del viejo orden colonial. La élite blanca nunca hizo la independencia a partir de 1810 para auto inmolarse. Morillo llegó a Venezuela en 1815 para poner en cintura al rebelde Boves. Bolívar vagaba por el Caribe buscando refugios.
Conclusión: «Ninguno resultó vencedor en la guerra civil venezolana. La élite americana no logró alcanzar el autogobierno, ya fuera dentro de la nación española o por medio de la independencia. Los españoles europeos quedaron virtualmente exterminados. Los pardos, negros y esclavos tampoco alcanzaron ni la igualdad ni la libertad. Venezuela quedó devastada y fueron necesarios muchos años para restaurar el orden y la prosperidad”.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia. Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ
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