Venezuela quiere paz, merece paz, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Siempre me ha preocupado el vínculo entre la política y los ciudadanos. Todo pasa por la política y creemos que cualquier mejoría o retroceso en esta materia tiene incidencia directa en la vida diaria del país.
Hoy, movida por la profunda inquietud suscitada en torno al debate sobre las sanciones y la conformación de dos polos diametralmente opuestos: los que piden al presidente Biden suspenderlas o recalibrarlas y los que le exigen que las profundice; me he propuesto dar una campanada de alerta al país.
Al analizar estas posiciones encontradas, salta a la vista que ambas esperan una solución a nuestros problemas que venga de afuera y en segundo término, la ausencia casi absoluta de la problemática que padece la gente común, que es la que mayoritariamente conforma a nuestro país. No, no se trata de parroquialismo sino de la urgencia de un cosmopolitismo que no destruya nuestra pertenencia a un lugar que nos arraigue en la tierra.
En el plano de la sociedad civil no podemos repetir la competencia sin solidaridad ni la banalidad de los liderazgos individuales.
Defender la democracia desde el presente nos obliga a promover la multiplicación de iniciativas y aceptar la pluralidad de actores en la dinámica civil realmente existente: muchos esfuerzos y un mismo propósito, Venezuela en paz.
Tengo el convencimiento que para reivindicar la política, fortalecer a los partidos y vigorizar a la sociedad debemos enfocarnos en los ciudadanos, contar con la participación organizada de una pluralidad de dirigentes concertados en un plan que se estructure de abajo a arriba. No solo en la capa que hace vida en Caracas, sino fundamentalmente desde la que actúa en estados y municipios del interior.
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Estas ideas que son guías de mi activismo social y político son compartidas por mucha gente. Así que, en días pasados, comencé a conversar con figuras independientes con limpia trayectoria de servicio y con influencia en la opinión pública de los lugares donde viven y trabajan. En el transcurso de esas conversaciones, el buen amigo Simón García presentó un proyecto de pronunciamiento, donde cabemos todos los que no estamos sujetos a militancia política alguna, sobre el tema de las sanciones y nos entusiasmó la idea.
No es una carta. No está dirigida al presidente de EE.UU, Joe Biden, para subrayar una concepción basada en hechos y fuerzas nacionales, aun necesitando el apoyo de factores internacionales.
Escogimos, además de la referencia a miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país, dirigirnos a instituciones que deben entenderse, en paralelo a los acuerdos políticos, como garantes de medidas que mejoren la situación social y restablezcan atributos democráticos en gobernantes y gobernados.
Este pronunciamiento expresa la opinión de un conjunto pequeño de independientes, no de los independientes. Intentamos visualizar voces y rostros que no forman parte de alguna élite nacional, sino de gente de trabajo y credibilidad que actúa entre las bases y los niveles superiores de decisión.
No queremos ser un partido ni competir con nadie. No sabemos ni hemos discutido aún si nos mantendremos como un movimiento de ciudadanos. Lo que sí tenemos muy claro es que seguiremos sumándonos a todas las contribuciones que se emitan transparentemente desde organizaciones de la sociedad civil nacional. Valga acotar que también queremos expresarnos y ser una referencia autónoma de opinión. El tiempo dirá hasta donde llegaremos como iniciativa descentralizada.
Por ahora proponemos:
1) Exhortar al Gobierno nacional a retomar la iniciativa Oslo y agradecer a los gobiernos involucrados en esta iniciativa. Especial hincapié nos merece reestructurar cualquier proceso de entendimiento en función de la gente. Venezuela quiere paz, la merece después de años de tanta turbulencia.
2) Apoyar la participación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y de Fedecámaras en la promoción del diálogo y el entendimiento nacional.
3) Propiciar todas las medidas gubernamentales que incidan en mejorar la situación social de los venezolanos, base indispensable para generar las posibilidades de que la mayoría se ocupe de la política y de mejorar la democratización del país.
4) Defender la vía electoral en correspondencia con garantías verificables sobre la equidad y la inviolabilidad de la voluntad del soberano en el proceso electoral presidencial convocado para el 2024.
5) Contribuir desde la cordialidad y la confianza a la unión entre todos los factores de cambio democrático.
6) Fomentar una cultura del entendimiento en toda las instancias y en particular entre organizaciones regionales y locales para resolver problemas concretos de la gente.
Solicitamos a gobernadores y alcaldes, a la sociedad civil, políticos independientes y partidos políticos que se acuerden en una concertación de soluciones viables a corto plazo.
Venezuela quiere paz y entendimiento. La política no puede ser una guerra a muerte. Es hora de rivalizar en aportes para salir de las crisis y ser mejores para recuperar el país donde los venezolanos quieran y puedan vivir.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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