«Vengo de hacer mercado, Venezuela aún no se arregló»
¿El leve crecimiento económico de Venezuela para este año, se debe a una política del gobierno o una simple estrategia coyuntural? ¿Cuál ha sido el papel del sector privado? Son preguntas que muchos se hacen, mientras que la población venezolana en general aún no percibe una mejora de su situación
Una menor caída de la economía de Venezuela, apoyado en gran medida por una leve recuperación de las exportaciones petroleras, prevén analistas para 2021. Esta mejora ha generado en parte de la población una sensación de bienestar que augura un mejor futuro. Sin embargo, para otro importante segmento de los venezolanos, aún no redunda en su calidad de vida ni protege sus ingresos en bolívares ni en dólares.
La administración de Nicolás Maduro insiste en que la economía va por buen rumbo, pero muchos no están convencidos: «Vengo de hacer mercado, Venezuela no se arregló», se leyó recientemente en un post de una venezolana en su cuenta de Twitter.
Para este año, las estimaciones de los economistas van desde -0,5% hasta 5% del Producto Interno Bruto (PIB), con un aumento de las ventas externas de crudo en 25% y de 40% en los ingresos por concepto de petróleo con respecto a 2020.
La hiperinflación sigue su curso aunque en menor ritmo y a una tasa mensual de dos dígitos por debajo del 50%, lo que augura que en el primer trimestre del próximo año, el país salga de este proceso en el cual ha estado sumergido desde hace tres años. La dolarización transaccional continuará, pero la pobreza se mantiene en 90%, la calidad de los servicios públicos empeora y se observan anaqueles en los comercios repletos de comida importada que pocos pueden comprar.
Vengo de hacer mercado, Venezuela aún no se arregló.
— Selene Brigitte 🐧 (@SeleneBrigitte_) September 11, 2021
«Lo peor de la crisis venezolana pasó, no vamos a tener una caída tan pronunciada como la que ocurrió el año pasado de 32% y este año esperamos un cierre de 0,5%. No vemos una expansión brutal de la economia, no están dadas las condiciones pare ello», afirmó el economista Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
Explicó que aún no prevé un resultado de la economía en positivo porque los sectores que la dinamizan, aún tienen una recuperación leve y no existe acceso al crédito bancario. «Lo que se observa es una estabilización en la miseria o un aterrizaje forzoso, el avión quedó destrozado y quedaron los sobrevivientes».
El diputado de la Asamblea Nacional de 2015, Angel Alvarado, coincide en que Venezuela aún está en un 15% por debajo de los niveles pre pandemia y es posible que llegue a un nivel más precario, por lo que no visualiza una amplia recuperación.
«La economía venezolana ha disminuido su caída pero nos mantenemos todavía en el foso, muy lejos de los niveles históricos del estándar de vida de los venezolanos», señaló.
Destacó Alvarado, fundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, que la mejora observada en la primera parte del año es consecuencia del aumento de la producción petrolera, por lo que este sigue siendo el único motor que la dinamiza. Indicó que en los últimos seis meses las exportaciones se han estabilizado alrededor de 500.000 barriles diarios (b/d), un nivel aún muy bajo para el país, pero se encuentra por encima de los 300.000 b/d que llegó en 2020.
Para el economista Omar Zambrano, «Venezuela se partió en dos y una parte de la población sigue sufriendo los rigores de una crisis profunda que no se ha detenido». Durante su participación en un foro organizado por el Observatorio Social Humanitario, aseguró que, aunque se está recuperando el consumo, la producción aún se encuentra detenida.
«Este boom tiene patas muy cortas, porque la recuperación del consumo con la mejora de salarios no está sucediendo, solo para una pequeña parte de la población (…) todo aquel que no puede insertarse no puede ver su consumo mejorado y está todavía bajo los rigores de la hiperinflación, por ejemplo, empleados públicos, adultos mayores, sectores vulnerables como quienes ya eran pobres o los niños» indicó.
La médico nutricionista y miembro de la Fundación Bengoa y el Observatorio Venezolano de Nutrición, Marianella Herrera, agregó que las personas perciben sueldos mejores en dólares en comparación a años anteriores, pero no terminan de conseguir un bienestar real.
«Si nos vamos a casa de esa persona, su piso es de tierra y su hijo seguramente sufre desnutrición (…) no todo crecimiento económico se traduce en bienestar nutricional, este bienestar es más que el mero hecho de consumir alimentos. Para que estemos bien nutridos tienen que ocurrir varios elementos que en conjunto con una mejoría de ingreso tienen que confabularse para que la familia venezolana tenga unas mejores condiciones de vida», dijo durante su participación en el foro «Dos realidades y un país».
Por su parte, Mirla Pérez, profesora y miembro del Centro de Investigaciones Populares, indicó que es importante a la hora de hacer este tipo de interpretación y análisis de Venezuela, tratar de mirarla desde las regiones, “pensar el país desde Caracas es un error (…) aquí hay unas señales distintas a las del interior. Aquí tenemos movilidad, con toda la limitación que podamos tener».
Reveló que «en un levantamiento de datos en Petare, el ingreso familiar oscila de 2 dólares a 120 dólares, en promedio 10 dólares. Eso es pobreza absoluta. Tomando el máximo de 120 dólares, igualmente a esa familia no le alcanza cubrir la canasta alimentaria de 342 dólares según el OVF».
Analistas señalan que las remesas, la informalidad laboral y la dolarización transaccional han contribuido a incrementar las oferta de bienes y el consumo privado. Sin embargo, se generó algo que pocos podrían contar que sucedería: el alza de los precios en dólares.
Esta situación impacta aún mucho más a aquella buena parte de la población que no cuenta con ingresos en divisas y que depende de un salario y/o pensión en bolívares. Por lo que el que Venezuela salga de la hiperinflación, al parecer tampoco aliviará los bolsillos de los venezolanos, al menos por ahora.
El profesor y economista Omar Zambrano sostuvo que para una parte, el país si se arregló pero para muchos su situación ha desmejorado. «Solo los que pueden acceder al boom del consumo, ven una leve mejora en su condición».
El costo
En el escenario en el cual se observa un aumento de la oferta de bienes, no todos se encuentran en la posibilidad de adquirir los productos. El costo de la canasta básica, según cálculos Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), es de 800 dólares al mes, aproximadamente. Esto significa, que se requieren más de 200 salarios mínimos para tener acceso a la canasta básica.
Por su parte, Alexander Cabrera, socio de la empresa consultora Atenas Group, indicó que la región del centro, capital y centro-occidente es donde el consumidor está percibiendo una mejor situación del país, a comparación de las zona oriental y occidental de Venezuela, donde todavía se encuentran en una situación precaria.
«Hay que entender que todo lo que pasa en Venezuela, no es lo que pasa en Las Mercedes de Caracas, hay que entender que hay unas zonas del país donde definitivamente no están tan bien, como los que estamos viviendo en el centro del país», acotó.
Cabrera destacó que el gasto mensual de un hogar con nivel socioeconómico A y B con un promedio de 4 o 5 personas, es de 300 a 450 dólares, solo en productos alimenticios. En las clases sociales C el gasto mensual es de entre 150 y 300 dólares, mientras que en las D y E entre 80 y 150 dólares.
Aún falta y mucho
El comercio minorista ha sido uno de los sectores que mayor actividad ha tenido en este 2021. Asdrúbal Oliveros destacó varios aspectos que han impactado positivamente, entre ellos, la abrupta dolarización transaccional que se ha convertido en un mecanismo de intercambio de divisas en segmentos importantes de la población.
«El segundo aspecto tiene que ver con el colapso financiero del Estado venezolano y no le ha quedado de otra que darle espacio al sector privado que es hoy el que ha soportado la dinamización de la economía», dijo.
Recalcó Oliveros que el tercer elemento es la llamada «economia negra» y la informal que contempla un conjunto de actividades que no están formalizadas, no pagan impuestos y esa dinámica le ha dado cierto aire a la economía. «Es una válvula de escape para mejorar sus ingresos. En este contexto es que han surgido nuevos negocios».
Desde 2013, la economía venezolana se ha contraido 82% y no hay una contracción de esa magnitud en América Latina, el PIB per capita de 12 mil dólares por habitante ahora se encuentra por debajo de los 2 mil dólares, el tamaño de la economía pasó de 400 mil millones dólares a 40 mil millones de dólares, la recaudación tributaria aumentó 6% en el primer semestre de 2021 y el crédito bancario no llega a 400 millones de dólares, no es ni 1% del PIB.
«Toda esto ha sido una tragedia griega lo que se ha vivido en la economía venezolana. No observamos una expansión brutal de la economia para 2022, no están dadas las condiciones pare ello pero no se va a repetir el ciclo de contracción del pasado», afirmó el director de Ecoanalítica.
Por otra parte, el Banco Central de Venezuela se vio obligado a vender más divisas en el mercado cambiario para contener el alza del dólar, al ofertar 47 millones de dólares mensuales, una cifra bastante superior a los 22 millones de dólares por mes del primer semestre de 2020. Esto, de acuerdo a lo señalado por varios analistas, debilita aún más las reservas internacionales del ente emisor, lo que genera serios problemas macroeconómicos.