Venta de pesos en la frontera: Ensayo frustrado
Autor: Ahiana Figueroa
El gobierno venezolano ha creado desde el año 2010 cinco diferentes esquemas cambiarios para eliminar el llamado «dólar negro» y para proveer de divisas al sector importador. Ninguno de esos sistemas ha podido cumplir su objetivo, pero sí han sido caldo de cultivo para hechos irregularidades cometidos por grupos interesados en aprovecharse del diferencial cambiario que surge de cada tasa oficial.
En 2017 nuevamente se adopta una nueva medida, dirigida únicamente para operaciones cambiarias en la frontera, de la cual analistas coinciden en que es un esquema que no resolverá la inestabilidad que ha generado el precio del dólar paralelo en la economía venezolana. Resaltan además que muy probablemente sea aprovechado por muy pocos.
El presidente Nicolás Maduro autorizó vía decreto de emergencia económica la creación y el funcionamiento de casas de cambio en las localidades fronterizas de los estados Zulia y Táchira, con la finalidad de realizar operaciones de compra-venta de bolívares y pesos colombianos desde el pasado lunes 16 de enero.
Para ello, el Banco Central de Venezuela (BCV) estableció una tasa de cambio para la convertibilidad de ambas monedas de 4 pesos por 1 bolívar. Del otro lado de la frontera, en Colombia, la relación es de 1 a 1, es decir, 1 peso por 1 bolívar. De esta manera, el Gobierno buscó ofrecer un tipo de cambio mucho más atractivo para que los venezolanos compren los pesos en su territorio ¿Pero, donde están los pesos? Días después de iniciarse la medida y luego de que venezolanos llevaran a cabo todos los trámites para comprar los pesos, las casas de cambio les informaron que los deberán retirar en un plazo de entre tres a cinco días en un operador cambiario del lado colombiano. Es así como la incógnita de si se contarían con los pesos suficientes para cubrir la demanda en la frontera, fue rápidamente aclarada.
El gobierno de Maduro esperaba echar a andar su plan de vender combustible en pesos en las estaciones de gasolina ubicadas en la zona limítrofe. De esta manera, contarían con un ingreso en divisas que podía ser dirigida hacia las casas de cambio.
Sin embargo, hasta ahora Colombia se niega a autorizar el paso vehicular hacia Venezuela, por lo que los planes del chavismo sufren un traspiés.
Sobre la oferta de divisas, el gobernador del estado Táchira, José Vielma Mora, había asegurado que el BCV proveería los pesos colombianos, pero esto tampoco es una posibilidad.
José Manuel Puente, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), acota que actualmente Venezuela cuenta con las reservas internacionales más bajas de los últimos 21 años y en donde apenas registra 1.000 millones de dólares en recursos en divisas en efectivo. Esto hace muy cuesta arriba que el BCV pueda cubrir la demanda en la frontera.
«El segundo problema es que el esquema cambiario de controles que ha adoptado el Gobierno con tipos de cambio múltiples y con una tasa oficial de 10 bolívares por dólar, es 300 veces menor al mercado paralelo, y el precio que estaría determinándose con las operaciones en las casas de cambio es cinco veces inferior a éste (dólar paralelo).
Es decir, son dos tipos de cambio brutalmente apreciados. Con esos precios se hace imposible un equilibrio entre oferta y demanda», explicó.
El presidente del Consejo Nacional de Economía, Efraín Velásquez, coincide en que el desorden fiscal y monetario hace que los excesos de bolívares en la economía sean significativos y se produzca una mayor demanda de divisas. Lo que aunado a la limitada liquidez de reservas internacionales que tiene el BCV, se dificulta la oferta de dólares.
«Ante una oferta limitada y una demanda creciente, el mercado va a ser muy inestable y el precio del tipo de cambio paralelo subiendo progresivamente», dijo el economista.
En las casas de cambio autorizadas para operar bajo este esquema en la frontera, se podrá adquirir el equivalente a 200 dólares en efectivo y 300 dólares por transferencias. En un principio se dio permiso a ocho oficinas de Italcambio, ubicadas en Táchira y en Zulia, luego se informó de la autorización a otras 22 casas de cambio.
NO LO ENTIENDEN
El chavismo parece no entender que sus propias medidas son las que han generado distorsiones en la economía. Desde hace 13 años el país tiene un severo control de cambio que propició un aumento del mercado negro de divisas, así como el alza del precio de este dólar con respecto al bolívar.
Eso sin contar con que la moneda venezolana se debilitó aún más cuando Maduro ordenó el cierre de la frontera con Colombia en agosto de 2015.
El dólar negro, no oficial o paralelo ha sido referencia para fijar los precios de muchos bienes en el país, lo que ha dado pie a un alza constante de la inflación que según cifras preliminares del BCV, obtenidas por la agencia Reuters, cerró 2016 con una tasa de tres dígitos de 799,9%.
Puente afirma que el nuevo esquema no ataca el origen del problema cambiario y por tanto no será una fuente alternativa para proveer divisas.
«Estamos hablando del peor de los mundos en materia cambiaria: con controles y tipos de cambio múltiples, los cuales están muy por debajo del valor real del mercado y por lo tanto será imposible llegar a un equilibrio entre oferta y demanda. Es un mecanismo más que complicará y alimentará un esquema de control que colapsó y que tiene que ser desmontado. Igual que Recadi que colapsó en 1989 y fue desmostado, igual que la OTAC colapsó en 1996 y fue desmostada, la actual política cambiaria tiene que ser desmontada e ir a un solo tipo de cambio competitivo si queremos rescatar a la economía del ciclo recesivo y de escasez en la cual se encuentra».
Velásquez recalca que este esquema en nada alterará ni mejorará el mercado cambiario, ya que lo considera un mercado muy pequeño para generar un impacto real en la economía.
«El tema central que está detrás de la inestabilidad cambiaria es el desorden fiscal del Gobierno y el desorden monetario del BCV. Hasta que eso no se resuelva, ninguno de estos mecanismos que se intenten no tendrán efectos positivos».
EL BCV MUDO
Hasta ahora, la vocería sobre el tipo de cambio y de la autorización de la compra y venta de pesos por bolívar en las casas de cambio en la frontera, ha estado en el gobernador del Táchira y en Carlos Dorado, presidente de una de las principales casas de cambio, Italcambio, en lugar del Banco Central que es el ente regulador de la política cambiaria.
Aún existen dudas sobre el mecanismo y las reglas a seguir en este mercado, pero hasta la fecha el directorio del BCV no ha publicado una resolución o un nuevo convenio cambiario para reglamentarlo.
«Quien tiene y debe tener la potestad de la política cambiaria, así como la determinación del tipo de cambio de equilibrio es el BCV. No puede ser una casa de cambio».
EL TERCER MERCADO
Actualmente, existen dos mercados legales de compra-venta de dólares en el país: El Sistema de Divisas Protegido (Dipro), el cual provee de recursos en moneda extranjera a los sectores considerados prioritarios para la economía y a una tasa de cambio de 10 bolívares por dólar y, el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) para personas naturales y jurídicas a un precio que oscila los 678 bolívares por dólar.
Con la autorización a las casas de cambio fronterizas de vender pesos a los residentes en la zona, se crea un tercer mercado cambiario cuya tasa arrancó en 735 bolívares por dólar, precio que se originó de la paridad peso-dólar de Bs 2.937 del primer inicio de la jornada.
Para algunos analistas, con esta decisión gubernamental surge la posibilidad para que los venezolanos puedan comprar dólares baratos del lado colombiano, en comparación a la cotización en el mercado negro o no oficial que ronda los Bs 3.751.
A juicio del economista Víctor Alvarez, lo más beneficiados serán aquellos empresarios y profesionales que intentan proteger sus ingresos en bolívares y compran pesos que luego cambian por los dólares que no les vende Cencoex ni Simadi.
«Y ahora hay que agregar las empresas autorizadas para importar productos a una tasa de cambio mayor, con tal de surtir el Programa de Abastecimiento Complementario (PAC). Estas empresas relacionadas con las gobernaciones de los estados fronterizos se verían muy favorecidas si aseguran que las nuevas casas de cambio les paguen por cada bolívar cuatro veces más pesos, los cuales utilizarían para importar con pesos desde Colombia, al amparo del acuerdo Maduro-Santos», indicó.
Para Velásquez, desde el punto de vista macroeconómico esta medida no tiene ningún sentido como solución, ya que son situaciones puntuales donde se asigna un precio a la divisa que no se corresponde con la realidad económica del país y que no es accesible para todo el mundo.
«Lo que hay es un escenario en el cual lo que hay son beneficios puntuales para aquellos grupos de personas que estén cercanos al proceso de toma de decisiones o cerca a las instituciones que operan este esquema».
Con el tiempo se verá cuan provechoso será este esquema para los venezolanos. Por lo pronto, según información de Vielma Mora durante estos primeros días un total de 1.000 personas han realizado operaciones.
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