Víctor Poleo: Decisiones erradas y borrachera rentista arruinaron la industria eléctrica
El exviceministro de Energía de Hugo Chávez asegura que las plantas termoeléctricas del país están en ruinas porque fueron «canibalizadas» por Corpoelec, por lo que nada puede compensar el déficit del suministro que proporciona el complejo del Caroní, dejando en situación grave la industria eléctrica
Un despilfarro que estima en $40.000 millones y una serie de decisiones equivocadas entre las que se cuentan la creación de una casa matriz para el sector, la entrega por siete años de la principal compañía eléctrica de Caracas a una empresa estadounidense “de asalto”, así como la desprofesionalización y militarización de la industria, atribuye el ingeniero Víctor Poleo, exviceministro de electricidad del ministerio de Energía y Petróleo, la crisis que atraviesa el sector eléctrico nacional y para cuya solución plantea desmontar lo ocurrido durante los últimos 20 años.
“La decisión, tomada por (el entonces ministro de Energía) Alí Rodríguez en 2007, de crear una casa matriz del sector eléctrico, que sería Corpoelec, afectó el sistema. En esa oportunidad se le advirtió a Rodríguez que el sistema no toleraba una casa matriz, ya que era una industria de múltiples escuelas de ingeniería, termoeléctrica, hidroeléctrica, transmisión a muy altos voltajes, y que no había ninguna necesidad de destruir lo construido durante la segunda mitad del siglo XX. Pero se tomó la decisión, se afiliaron a Corpoelec 14 industrias entre privadas y públicas y se destruyeron las escuelas de ingeniería, la relación entre el usuario y su empresa eléctrica, como la Electricidad de Caracas (EDC), que estaba atenta a reclamos y fallas, o la Enelven, de Maracaíbo y la Electricidad de Valencia y se militariza Corpoelec. Así que era previsible que fuéramos hacia la ruina del sector”, expresó Poleo en entrevista con TalCual.
Pero los problemas, según indicó, vienen del año 2.000, cuando se produce la venta de la EDC a la empresa estadounidense AES. “En el primer trimestre de ese año se promulgó la Ley Eléctrica, que establecía que la empresa no podía estar en manos ajenas al país, pero a los pocos días se permite una operación, a través de una oferta pública por parte de una empresa de asalto, como llamo a los capitales que vienen en busca de circunstancias, que es la AES. Nosotros nos opusimos dentro del ministerio pero ya en Miraflores habían decidido que iba a ocurrir”, relató Poleo, quien manifestó que considera que el gobierno de Hugo Chávez pensaba que afectarían a la oligarquía debido a que, según la leyenda, la empresa pertenecía a los herederos de Ricardo Zuloaga, fundador de la EDC, cuando en realidad, éstos poseían el siete por ciento de las acciones, mientras 10% era propiedad del grupo Capriles, 10% a otro grupo capitalista y el resto estaba repartido entre los trabajadores y usuarios
–¿Cuáles fueron las consecuencias de la desnacionalización de la EDC en 2.000?
-La EDC estuvo en manos de la AES desde 2000 a 2007 cuando es recomprada por Pdvsa, cuando estábamos en medio de una borrachera rentista por los altos precios del petróleo y Miraflores pensó que podía hacerlo todo. La operación fue de $1.200 millones, pero lo que AES le vendió a Pdvsa no fue lo que compró en 2000, pues vendió partes a España y empresas en Colombia y también descapitalizó a la compañía de terrenos urbanos que tenía para la expansión de líneas y subestaciones. Dennis Vásquez, presidente de AES, dijo que nunca habían hecho tan buen negocio como ese. No invirtieron un centavo en esos siete años alegando que lo hacían para mantener bajas las tarifas, pero también fue responsabilidad del gobierno por no hacerlos invertir. Ahora los bienes de la EDC están en litigio porque la compra de 2.000 fue impugnada ese mismo año, impugnación que fue aceptada en 2.006.
–¿Cuál es la situación de las termoeléctricas?
-Tacoa está arruinada, producía 1.800 megavatios, suficientes para haber salvado las fluctuaciones que ocurrieron a partir del 7 de marzo que se debieron a incendios que hubo cerca de las líneas de transmisión. Planta Centro tiene capacidad para 2.000 megavatios, posee cinco turbinas, pero también está en ruinas. El (complejo hidroeléctrico) Caroní no puede satisfacer solo la demanda y entendemos que está funcionando en este momento al 10% – 15%, así que el sistema está descompensado; antes teníamos hidro en el sur y termo en el norte, pero las termoeléctricas fueron canibalizadas por Corpoelec.
–¿Qué ocurrió el pasado 7 de marzo?
-Lo que ocurrió el siete de marzo fue que hubo incendios en el tramo de Guri a Malena, subestación que está a 120 kilómetros de la represa, en la desembocadura del río Caura en el Orinoco. Se tienen imágenes tomadas por satélite, el cual puede sensar 700 o más grados centígrados y en esas fotografías ves que hay varios incendios en ese tramo y también en el Malena-San Gerónimo (Guárico). Los incendios quebrantan mecánica y eléctricamente los conductores y los sistemas de protección disparan la salida y el 7 de marzo, a las 4:30 pm, desconectan el Caroní; pero ese volumen de carga se devuelve violentamente contra la casa de máquinas y sacan de servicio a las turbinas de el Guri, Caruachi y Macagua; el sistema entra en situación de inestabilidad y como no hay termoeléctricas, se produce una demanda en vacío y el país se apaga.
Según el modo de ver de Poleo, llama la atención “cómo una Corpoelec desprofesionalizada no puede recuperar cargas en cinco días, un caso inédito en el sector eléctrico mundial. Hemos escuchado que hay militares, sargentos y tenientes despachando cargas así que no recuperamos cargas y cuando lo hacemos, el sistema entra en fluctuaciones. Está inestable porque hay una demanda no satisfecha que estimamos en 3.000 megavatios. La demanda es baja en Venezuela.
A su entender, los requerimientos el país se ubican entre 11.000 y 12.000 megavatios porque no hay actividad económica ni industrial, “Guayana (industrias básicas) está apagada por decisión también de Alí Rodríguez y se han ido del país cuatro millones de usuarios, así que están faltando unos tres mil megavatios que el sistema está pidiendo minuto a minuto”.
Fracturado
El experto destaca que el venezolano es un sistema fracturado: “Los daños del 7 de marzo se tradujeron en fallas mecánicas que no se sabe exactamente cuántas ni cuáles son. Diosdado Cabello (el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela) dice que hubo disparos (contra los generadores en el Guri) pero hay que recordar que esos transformadores son una fortaleza metálica con placas de dos centímetros de acero especiales, así que eso no puede ocurrir. Pero sí ocurre que los transformadores poseen aceites dieléctricos que calientan y enfrían, y al ocurrir la falla del 7 de marzo estos aceites pierden sus propiedades refrigerantes y aislantes, de manera que cuando se recuperan las cargas se recalientan e incendian como vimos en La Lagunita, Santa Fe, en el municipio Baruta, son las subestaciones que eran de la EDC”.
Remarca que todo ello en buena medida tiene que ver con la destrucción de la historia eléctrica nacional: “Las empresas fueron desprofesionalizadas y militarizadas y tenemos una Corpoelec que no tiene respuestas” e insiste en que durante la «borrachera rentista» se hicieron asignaciones para plantas termoeléctricas y supuestas inversiones que suman $40.000 millones.
–¿Cuál es su evaluación del impacto social que ha tenido la crisis eléctrica?
-Lo más grave son las muertes “eléctricas”, que tienen que ver con que las incubadoras se enfrían y los prematuritos mueren, como se ha reportado que ha ocurrido en Anzoátegui, aquí en Caracas en el Razzeti y también en el Menca de Leoni en Ciudad Bolívar; también los pacientes que deben ser dializados y en fin, por el estado en general de los hospitales. Son crímenes de lesa humanidad. Si hubiese sido una catástrofe natural hubiese sido tolerable, pero son atribuibles a los criminales del siglo XXI.
“También están los daños a la economía que calculo en $2.700 millones por las 100 horas del apagón que comenzó el 7 de marzo. La electricidad es el termómetro de la salud de la economía, una rendija por la cual puedes estudiar el bienestar social y los mercados eléctricos industriales, comerciales y residenciales; está asociada a un cierto Producto Interno Bruto y un volumen de energía. Actualmente estamos en $200.000 millones anuales de PIB y la oferta eléctrica es de 100 teravatios por hora, entonces esa relación permite que si tenemos 100 horas al año sin electricidad se puede estimar la pérdida de PIB en esos $2.700 millones. A eso se suman las 50 horas de los posteriores apagones”, profundizó.
–¿Existen casos en otros países similares a lo que ha ocurrido en Venezuela?
-En Nueva York hubo un apagón histórico. EEUU se alimenta de líneas que vienen de Canadá y hubo un invierno muy frío y el hielo hizo tal cantidad de peso sobre los conductores que dispararon los sistemas de protección y tuvieron 30 horas sin electricidad. Son fenómenos naturales, no se trata de la desidia o carencias de una corporación que ha arruinado la industria. Esto no tiene registro histórico alguno.
–Otra situación crítica derivada de la falla en el suministro eléctrico es la que se verifica con el agua potable
-Son los daños colaterales que están ocurriendo para llenar agua desde embalses de los ríos Guárico y Tuy. Se necesita una cantidad de megavatios para bombear el agua y hay que quitárselo a otra parte del país; volvemos a lo mismo, solo el Caroní no puede satisfacer toda la demanda. Si las termoeléctricas no actúan viviremos de racionamiento en racionamiento de agua y esto implica la propagación de epidemias como se ha reportado en Anzoátegui y Caracas. Hay gente torturada buscando agua en el Ávila o incluso en el Guaire y eso explica por qué Miraflores mantiene escuelas, liceos y universidades sin actividad, saben que la demanda va a crecer, la actividad comercial apenas se está moviendo, los daños colaterales son inmensos.
“En el centro de todo esto está Alí Rodríguez a quien se debe la desnacionalización de la EDC pero también el despido de 20.000 profesionales de la industria petrolera en 2003, así que son dos industrias en ruinas, la petrolera y la eléctrica”, remachó.
–¿Cuáles son las acciones inmediatas que habría que tomar para solucionar el problema?
-Primero rescatar el Caroní, para lo que se puede interactuar con la empresa Hidro Quebec de Canadá; luego recuperar las termoeléctricas, pedir ayuda a empresas inglesas, alemanas. Los ingenieros José Aguilar y Miguel Lara, del grupo Zuloaga, estiman inversiones de $15.000 millones en cinco años para recuperar la industria. También está la parte laboral, Corpoelec tiene 50.000 trabajadores, cuando las 14 empresas que reunió llegaban a 25.000.
–¿Es rescatable el proyecto de la represa de Tocoma?
-Tocoma fue asignada a una empresa brasileña algo conocida, Odebrecht, cuyo dueño está preso en Brasil, mientras que las turbinas se las dieron a una industria argentina llamada Tez Carmona, asociada al escándalo de Cristina Kirchner, fabricante que no estaba preparado para turbinas de tipo Kaplan y de las que entregó dos o tres. Odebrecht hizo las obras civiles, pero como es imposible acceder al sitio y dimensionar las grietas, las filtraciones y el mal vaciado… Tenía que haberse construido en cinco años y costar tres mil millones de dólares, pero se han invertido $15.000 millones. Es el ejemplo más significativo de la borrachera rentista. Hugo Chávez y Lula Da Silva se podían permitir 20 y tantos proyectos sobrefacturados y nunca concluidos, y con Kirchner despilfarraron el dinero.