¡Viva la política!, por Leonardo Regnault
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Desde hace décadas vivimos momentos de anti política, momentos de marketing político. A Muchos les ha dado por practicar una política de espectáculo en lugar de practicar la política espectacular, esa que hace posible lo imposible. Esa que, sin desdeñar de la necesidad de una buena comunicación, una buena puesta en escena, esté dirigida a incentivar la participación de todos. Muchos quieren volver la política divertida, cuando lo que hay que hacer es volver la política interesante y eso sólo será posible si actuamos con transparencia, honestidad, sin querer vendernos como ajenos a los vaivenes de un oficio tan complicado, sobre todo en este país en donde cualesquiera de los actores pueden ser objeto de intimidación, tortura, encarcelamiento y hasta perder la vida por intentar un destino mejor.
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Los actores políticos nos hemos encargado de desprestigiar nuestro oficio, algunos con falta de ética, otros con falta de compromiso, otros y estos son tan despreciables como los dos grupos anteriores por camuflar su acción y prestarse para repetir los denuestos contra la política en general, en vez de señalar con nombre y apellido a quienes incurren en hechos bochornosos, intentando hacerse pasar por impolutos actores sociales, sin entender que la verdadera política tiene que estar empapada de acción social. Sino no es política, puede llamársele de cualquier manera, menos política.
Por supuesto que hay quienes han hecho de este noble oficio un negocio de enriquecimiento, como Fermín y Bernabé, pero hay miles de venezolanos que todos los días salen a recorrer calles, llegando «adonde no llega el asfalto», lema de Fe y Alegría, para interesarse e interesar a la gente en la construcción de una mejor sociedad. Miles de venezolanos que dedican su tiempo, que les roban a sus familiares, para buscar hacer posible lo imposible.
Las opiniones se forman con base en emociones, por lo cual debemos imprimirle pasión y amor a nuestras razones y argumentos, eso que hacemos con la ética como norte, sin apelar a las emociones negativas. Que otros usen el eficiente miedo, el desprecio e incluso la ira para llevar adelante planteamientos políticos; nosotros a seguir defendiendo lo que hacemos, sin dejar de reconocer los múltiples errores cometidos y buscar su enmienda; sin convertirnos en lo que combatimos, para enfrentar al adversario.
No es para nada fácil hacer política en la era de las mentiras noticiosas, del totalitarismo apabullante y sin embargo aquí estamos. No es que creamos que eso nos da méritos o que seamos mejores personas por dedicarnos a este oficio, lo cierto es que lo hacemos con convicción y en mi caso particular intentando que los valores inculcados por mi padre, la honestidad, y mi madre, la solidaridad y el amor, guíen cada una de mis acciones. No voy a esconder mi acción política, no voy a renegar de mi condición de militante, no voy a camuflar lo que hacemos desde el espacio partidista, porque creemos que la honestidad intelectual es tan importante como la pecuniaria.
Para que esto sea eficaz y eficiente debemos ir al encuentro con todos los que luchan, desde distintas instancias, por tener un país de oportunidades, de progreso, desarrollo y dignidad; un país en el cual no haya niños sin salud, comida, educación. Un país en el que la moral y las luces sean moneda corriente.
Por esto, en lo cual creemos; por esto, por lo cual luchamos; por esos miles de venezolanos que todos los días salen a enfrentar la mentira, la represión, el abuso, la incomprensión, esos miles que a veces no tienen como pagar un pasaje y caminan largos trechos para estar al lado de quienes necesitan el apoyo sincero de una mano amiga, es que digo a todo pulmón ¡Viva la política!
Leonardo Regnault es Político e Ingeniero civil.
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