Volibol y cinismo, por Simón Boccanegra

Por supuesto que nuestros volibolistas merecen el reconocimiento del país, pues no es poca cosa lo que han logrado hacer en el mundo de ese deporte: clasificar a los Juegos Olímpicos. Sur América sólo tiene dos cupos en masculino. Uno lo obtuvo Brasil y el otro lo acaba de ganar nuestro país. A Argentina, para entrar, le queda el chance del repechaje. En femenino los tres cupos latinoamericanos los ganaron Brasil, Cuba y Venezuela.Todo el país disfrutó el logro y los felicita. Pero la verdad es que lo que hizo el gobierno con los dos equipos de volibol es de una sinvergüenzura cínica que no tiene tamaño. No porque los haya condecorado, que lo merecen, sino por el modo como manipuló el acto. Ego Chávez, buscando desesperadamente el oxígeno de buenas noticias para un gobierno agobiado por las desventuras que le han provocado sus propias meteduras de pata, montó un acto en Fuerte Tiuna en el cual el centro, por supuesto, fue él mismo. Lo que pasa es que la llegada al país de los dos equipos estuvo precedida de declaraciones, tanto de entrenadores como de jugadores, quejándose de la nula colaboración de las autoridades deportivas para con ellos y de sus tribulaciones para poder asistir a la competencia. De modo que el acto fue toda una muestra de oportunismo, de manipulación cínica del triunfo del volibol para que Ego Chávez pudiera jalar la brasa para su sardina, tratando de ganar indulgencias con escapulario ajeno. Lo más repugnante de todo fue el locutor del show, que debe haber quedado con las manos desolladas después de una «hazaña» de jalabolismo digna de una medalla olímpica.