¿Volver a las calles? Sí, volver a las calles, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Cuando digo volver a las calles, seguramente lo primero que nos viene a la mente son las grandes marchas e interminables convocatorias que se hicieron en los años 2014 y 2017, las cuales lamentablemente, terminaban en protestas reprimidas de manera violenta, que dejaron un saldo considerable de venezolanos muertos, heridos y detenidos. Pero no me refiero a este tipo de acciones.
Hoy estamos demasiado lejos de esta situación, porque los ciudadanos simplemente se cansaron de la falta de resultados reales, de escuchar promesas incumplidas, de ofertas engañosas, de exponerse a ser carne de cañón; y se devolvieron a sus hogares a ver cómo sobrevivían en este país, aquejado por una de las crisis humanitarias más complejas de este siglo.
La realidad viene golpeando en la cara a quienes insisten en llamar a la calle para protestar por un hecho evidente: el fracaso de un gobierno que sólo se mantiene en el poder por el poder y no para resolver los asuntos que atañen a todos los venezolanos. El problema mayor es que esa dirigencia política no está reaccionando a las bofetadas que la gente les está dando.
Cualquier convocatoria de masas que se haga hoy no supera una cuadra. Y es que la gente no está dispuesta a movilizarse para seguir recibiendo gases lacrimógenos o plomo en las calles, y menos para que los señalen y luego les pasen factura.
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Los venezolanos quieren cambio, pero tras un baño de «sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor», como decía Winston Churchill, han entendido que la violencia no es la vía. Y cuando digo que debemos volver a las calles, lo hago como una enorme reflexión a la clase política, esa que opina y critica desde sus cómodos exilios dorados, o de sus cómodas oficinas; para que empiecen a articular y reorganizar a esos ciudadanos descontentos.
Llevo tiempo diciéndolo: tenemos que trabajar en función del evento electoral de 2024, ese es el próximo paso a dar. También sé que los tiempos en política son mucho más lentos que las exigencias de una sociedad que lleva 23 años recibiendo palo. Nuestra gente ha pasado y sigue pasando hambre, y para el grueso de la población, 2024 parece lejísimo.
¿Qué puede pasar en 2024?
Que si no nos montamos desde ya en la elección presidencial de ese año, el madurismo, una vez más, nos agarrará a todos desarticulados, desmotivados y divididos y se impondrá con los más de cuatro millones de votos que hoy suponen su techo electoral.
El padrón electoral ronda los 21.000.000 de electores. Entonces saquemos cuenta si es o no viable derrotarlos en las urnas, para comenzar a devolver al país la institucionalidad, democracia y libertad que tanto añoramos.
Nicolás Maduro y su administración es derrotable. Pero hay que hacerlo con cohesión, organización, buscando acuerdos mínimos entre todos los que estamos en la acera de enfrente. Y, por supuesto, reconquistando a la gente… ¿Dónde? En la calle. Si se quiere, sacar a Maduro electoralmente hablando, es lo más fácil. Lo más complejo viene después: garantizar y mantener la gobernabilidad del país.
Y también creo, por lo expuesto arriba, que no es momento de proponer nombres para una candidatura presidencial. Hoy, ningún venezolano cuenta con el apoyo absoluto de quienes adversamos a Nicolás Maduro, porque la oposición sigue tan atomizada como en 2021.
No son tiempos para dividir aún más la torta electoral opositora. Es hora de que impere la cordura, la sensatez y el sentido común. Vamos a comenzar organizando a la gente, construyendo ciudadanía. Que cuando corresponda, se alce con la responsabilidad quien cuente con la aceptación e intención de voto de la inmensa mayoría del país, quien se haya ganado esa distinción a pulso.
Como activista social y política no me he retirado de las calles. Así que cuenten conmigo para ayudar a limar asperezas entre quienes haya que limarlas y seguir sumando esfuerzos para lograr lo que todos aspiramos: reconquistar a Venezuela.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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