Volver del futuro en Venezuela, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @AngelMonagas
En los años 80, una película captó la atención del público: Volver del Futuro.
Esta producción, marcó un hito en la historia del cine, dirigida por el conocido Robert Zemeckis y protagonizada por Michael J Fox, Christopher Loyd y Lea Thompson. Cuenta la historia de Marty Mc. Fly, un joven de 17 años que apenas puede sobrevivir a la secundaría en el año de 1985 debido a los abusos (bullyn) y las humillaciones de su compañero de secundaria Biff Tanen.
El film tuvo varias partes. Recuerdo que la última la vi en 1993, en Florida Estados Unidos, y además formaba parte de un mundo Disney: Universal Studios.
Desde el principio quedé fascinado. Un sueño para muchos, sobre todo a mi edad, poder viajar en el tiempo para afectar el presente y fundamentalmente el futuro.
¿Quién no quisiera cambiar el pasado? Nos hacemos apostadores por naturaleza. Mucho más cuando tenemos un presente que no complace nuestros anhelos.
Desde el punto de vista filosófico, tenemos un presente (único tiempo que vivimos), que será el pasado de nuestro futuro. Cada día que pasa consumimos nuestro futuro. Los venezolanos quisiéramos viajar al pasado para recomponer el presente. Si viajamos al futuro de la Venezuela actual, la decepción será enorme.
El futuro espera
Podemos cambiarlo, sí y solo sí, como decía Simón Rodríguez “o inventamos o erramos”. Los que han ocupado la escena política y de una u otra manera han manejado el Estado, son los constructores de nuestro presente y los responsables de nuestro futuro.
¿Qué más debe esperar el venezolano para entender que utilizando los mismos remedios no va a obtener resultados nuevos? El mayor daño a nuestra sociedad es el mental, cultural. Parafraseando a Calderón Berti, por muy destruidas que estén las instalaciones petroleras, hídricas, termos, etcétera, todo eso es recuperable. El mayor obstáculo es el daño que la cultura de los primeros 40 años y mucho peor, el de los 22 años posteriores, ha hecho a la nación.
En Venezuela, nunca hemos tenido un gobierno liberal, mal llamado de derecha. Nunca. Siempre el socialismo, disfrazado como socialdemocracia, luego el comunismo, ha manejado la política en Venezuela. Los mayores casos de corrupción en el mundo, ocurren en el socialismo.
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Lo triste es que una nueva embestida izquierdista sacude a América y no precisamente por bueno. El denominado pueblo siempre prefiere la dádiva, la caridad, al esfuerzo humano. Es la naturaleza humana la que prevalece. Estratégicamente los partidos liberales no han sabido construir sus plataformas. La izquierda ha actuado organizadamente para solapar el establecimiento de mafias del narcotráfico, corrupción, entre otros. El Foro de Sao Paulo no es una leyenda, sino una realidad.
Yo viajé al pasado
Imaginen viajar al pasado.
En 1958, me percaté de que no fue el pueblo “adeco” quien tumbó al dictador Pérez Jiménez, sino los intereses. Por eso el gobierno de Estados Unidos contempló por muchos años lo que sucedía en Venezuela, Chile, Argentina. Me quedé un rato y presencié el Pacto de Punto Fijo, funcionó políticamente y creó malos precedentes de dominios de sociedades que debieron ser intermedias y no la cúspide de la pirámide. Salté a 1973, la Venezuela saudita, observé muchas familias enriqueciéndose y construyendo emporios económicos. Entre salto y salto, me dejaba asomar por La Guaira, por Caracas, Maracaibo y varias ciudades. Los habitantes no sufrían, más por la abundancia de recursos que por la generación y construcción de riquezas.
Los mayores focos de corrupción, de destrucción, de perversidad política dentro del período llamado 40 años por el destructor Chávez, los noté en el gobierno de Lusinchi. Un borracho y su amante, dilapidando como nunca. Muchos de sus actores se quedaron en lo mediático con instalaciones de televisión completas y luego simularon construir un canal, hecho con recursos del Estado.
Recadi y el sistema bancario fue una fiesta
Ante todo ese panorama, comprobé los altos niveles de popularidad del Presidente, a través de extorsión, censura, por mencionar dos. “Tú a mí no me jodes” y nos jodió a todos. 78% de aceptación terminó su período.
No pude esperar más y me fui a 1999, 2000, 2001, 2002…muchos políticos aún en pleno ejercicio llegaron a considerar a Chávez un demócrata auténtico. Ismael García señaló casi taxativamente que después de Dios, de Bolívar, Chávez era el mesías. Hasta Oswaldo Álvarez, se alborotó con Chávez. Olavarría en su discurso quiso despertar. Ya era tarde.
Estuve cuando se eligió a Luisa Ortega, a otros magistrados, ninguno con mérito auténtico sino el dedo de Diosdado, de Maduro, y el visto bueno del propio destructor.
Leí la prensa y todos hablaban de que gracias a Chávez el precio del petróleo subía. Cuando señalaba con el dedo “exprópiese” muchos disfrutaron, empezando por el pueblo que hoy padece.
Fue el “militar necesario” que todos querían. Marcel escribió sus hazañas, Miguel Henrique también…luego “Por estas calles”.
Hoy hablar de los militares en Venezuela es hablar de Judas Iscariote. Vendieron sus principios, sus valores y el “honor ni se divisa”. Son los primeros responsables por no ser una auténtica y legítima policía constitucional.
Vi a Chávez llorando, renunciando y después “vanagloriándose” de una valentía que no mostró y quien la tuvo para regresarlo, fue preso, torturado y muerto.
Los que jugaron su propio juego primero dijeron sí y después ni a la sesión de instalación asistieron.
Evidencié el daño de los cupos “viajeros”, del “Dakaso”…
Muchos líderes regionales de oposición buscaban congraciarse con el tipo…Estuve en la plaza de Toros de Maracaibo y escuche “Manuelito desgraciao…” Si el mismo que firmó en el 2002 y nunca Chávez se lo perdonó.
Compartí con la coordinadora democrática, y otros tantos parapetos. Muchos huyendo y después regresando.
Uno que fue niño consentido en un estado oriental hoy desde Costa Rica, lanza “sapos y culebras”.
Curiosamente en mis viajes detallé que los “líderes” políticos, siguen en el mismo estatus económico y mejor.
Del Henry Ramos que salió de Camoruco no queda nada y de sus cuñados menos.
Acompañé al pueblo en su “arrechera” y en su decepción.
Recorrí rápidamente la cárcel de Ramo Verde…una celda con todas las comodidades y hasta internet…oí el grito “Llilian me están torturando”…también lo creí muerto
De esos militares desgarbados, flacos, mal vestidos, que en 1992 asaltaron Miraflores no queda nada. De ese Maduro que se ganaba la vida haciendo de “guardaespaldas” de cerro, incluso haciendo giras en el anillo de seguridad de Eduardo Fernández, ni el recuerdo lo sabe.
Lo vi sí de reposero en el metro y pude estar en la esfera del tiempo cuando a finales de 2012, Chávez lo llamó. Estaba Maduro acompañado de una mujer muy hermosa, creo que fue “Miss”. No era “Cilita”…en fin quizá fue un salto del tiempo…
Señores no aguanté y me instalé en la juramentación de Guaidó. El pueblo a sus pies. ¡Ahora sí cayó Maduro! decían muchos. El mundo enteró confió en él y lo más resaltante, las masas, la opinión pública estaba arrodillada ante el muchacho de La Guaira. El mismo que le vendió las siglas de su partido a Leopoldo. El congreso de Estados Unidos a sus pies… La máquina del tiempo presentó fallas y me regresó…¿Y qué ha pasado? pregunté.
Los que lo montaron hoy lo hacen un muñeco de vitrina, un “campeón sin corona”. El único logro de esa AN-2015 y del denominado interinato, son los escándalos de corrupción, de acumulación inexplicable de capitales. Nadie cree que estemos más cerca de la libertad o que la calidad de vida haya mejorado.
No hay lucha por libertad sino por intereses, los mismos presentes cuando cayó Pérez Jiménez.
Un país sin electricidad, sin gasolina, agua, sin instituciones, ley o justicia, antes y después de las sanciones. Hambre, migración sin contención. Desesperanza.
Para cambiar el futuro no es necesario otro viaje
Un país como Venezuela, gobernada por el comunismo castrismo o con una alternativa opositora como la MUD-G4, no tiene un futuro capaz de rivalizar con las grandes potencias o las que están en vía de ser uno de ellos. Si viajamos al futuro veremos lo mismo: Una clase política desconectada, que no puede cambiar un desastre, entre otras razones porque no lo vive.
La esperanza de cambiar el futuro, radica en que cada venezolano asuma su papel de compromiso con el país que quiere encontrar, que quiere vivir y dejar a sus hijos y a los hijos de sus hijos. No podemos seguir en el conformismo de que “ellos deben hacerlo”.
Si el futuro sigue acumulando el conformismo del presente, nadie querrá llegar a él y repito, no es necesario regresar al pasado para romper el desastre actual.
Hoy mismo, ya, inmediatamente se puede cambiar el devenir de la nación. Barinas pudiera ser un buen principio…