Volverán las oscuras golondrinas, por Marisa Iturriza
Mail: [email protected]
Durante el largo rato de espera, «La Memoriosa» desplegó su lote de recuerdos relatando que durante las administraciones posteriores a la caída de la optimistamente denominada última dictadura militar, se incrementó la enseñanza pública y privada partiendo desde el preescolar hasta la universidad que —de las que entonces había— pasamos a tener más de 100. Se impulsó la alfabetización mediante ¡Acude! Te estamos esperando.
El Plan Gran Mariscal de Ayacucho becó a miles de estudiantes dentro y fuera del país, estimulando el profesionalismo. El apoyo a la cultura generó museos, galerías de arte, teatros e instituciones como el Sistema Nacional de Biblioteca y el de Orquestas Juveniles.
Parques nacionales como Canaima, en Guayana, hoy arrasada por el saqueo de oro y minerales valiosos; Los Roques amenazado por la construcción ilegal de viviendas de lujo; Mochima, Morrocoy, etc. Embalses como Guri, La Mariposa, Guatopo, Taiguaiguay, para el suministro de agua, lo que incluyó el servicio eléctrico.
Se instituyó el Seguro Social Obligatorio, se construyeron dispensarios, hospitales públicos y, a través del Banco Obrero, gran parte de la población consiguió casa, al igual que a través de la vivienda rural, impulsada por el departamento de Malariología que erradicó ese paludismo que ahora regresa tan a paso de vencedores, como la actual producción petrolera que exitosamente arribó a los 700.000 barriles diarios contra los 3.000.000/BD producidos en 1962.
Lea también: El dolor en el camino del venezolano, por Griselda Reyes
La importancia de la vialidad se notó a través de la construcción de kilómetros de carreteras, autopistas, avenidas, puentes y el Metro, tan importante y poco confiable actualmente.
Si, a pesar de todo, uno viaja a Barquisimeto, puede apreciar las formidables construcciones inconclusas de un proyecto ferroviario que prometió unir y solo afecta a poblaciones cercanas, pero quizás en el futuro a esas ruinas los turistas las visiten con el mismo interés que a Stonehenge en Inglaterra.
Si bien el proyecto Tren de Aragua no pasó de elucubración, es el nombre de una banda de «buenandros» que, como la espada, «camina por América Latina» perjudicando a muchos ciudadanos honestos que, según «La Memoriosa», emigran como «las oscuras golondrinas» en busca de futuro
Pero aquellas que aprendieron nuestros nombres/
Esas no volverán… (G.A.Bécquer)
porque
Prefiero ser golondrina (que vuela)
que caracol (que se arrastra)
(The Sounds of Silence)
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo